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3 de abril, La meditación para las Mujeres que aman
demasiado, Robin Norwood:
"Cuanto más amorosa y generosamente nos
tratemos a nosotras mismas, menos probable es que permitamos que nadie nos
trate mal".
Unidad
Si
aplicamos habilidades como la comunicación y la atención activa, practicamos
principios como la unidad y la compasión y compartimos, podemos aprender a usar
las herramientas que necesitamos para tener una relación sólida mucho antes de
llegar allí. Este comportamiento no solo hace más probable que consigamos lo
que queremos, sino también permite que nos sintamos más felices y plenos allí
donde estamos.
Vivir
limpios el viaje continúa
3 de abril
Meditaciones para mujeres que hacen demasiado, Anne
Wilson Schaef
Pensamientos confusos
Cualquier adicción es una caída en la inconsciencia.
Marión Woodman
A medida que nos volvemos más adictas, algunas de
nosotras queremos negar lo que sucede en nuestro proceso de pensamiento. Nos es
fácil ver cómo las drogas y el alcohol afectan nuestro pensamiento. Incluso
estamos abiertas a la posibilidad de que la nicotina, la cafeína y el azúcar
afecten la manera en que pensamos. Pero lo que puede afectar realmente la
manera en que pensamos es el trabajar en exceso, el ir corriendo a todas
partes, ¿y el cuidar compulsivamente de los demás? ¡Sí, pueden afectar y de hecho
lo hacen!En los círculos de los Doce Pasos solemos oír la expresión «pensamiento que huele», utilizada para describir el proceso de pensamiento de las personas adictas.Perdemos nuestra capacidad para hacer juicios, nos volvemos «inconscientes», nos obsesionamos y perdemos la cordura. Hacemos lo mismo una y otra vez, incluso aunque no haya servido de nada. Esto es demencia.Cualquier adicción, repito, cualquiera, puede desembocar en la demencia, la inconsciencia y la pérdida del juicio.
¿Cómo me puedo mejorar si estoy confusa y estoy
inconsciente y enajenada? No puedo. Tal vez por esto pueda estar dispuesta a
ver la necesidad de un poder superior a mí que pueda restaurar mi juicio.
3 de abril, Meditación Diaria para Mujeres, libro:
Cada día un nuevo comienzo:
Quienes no saben llorar de todo corazón tampoco saben
reír.
Golda Meir
Todas conocemos personas que viven al margen de la
vida. Parecen no querer involucrarse en las actividades que las rodean, como si
un cristal las separará de los demás. Y hay ocasiones en que nosotras mismas
nos comportamos de ese modo. Lo que nos separa de los demás es siempre el
miedo.Para disfrutar de todos los beneficios de la vida tenemos que arriesgarnos a exponernos plenamente ante los demás y a experimentar el momento presente. La participación plena en el ir y venir de la vida nos atrae el llanto que acompaña el dolor y a la alegría de vivir, y nos brindara los frutos del regocijo.La risa y el llanto nos purifican. Ambos marcan el final de una experiencia y hace posible que nos liberemos de ella. Y a fin de prepararnos para la próxima bendición que nos ofrezca la vida, debemos liberarnos del dolor, lo mismo que de la alegría.Cuando nos apartamos de los demás, cuando contenemos el llanto y la risa, nos perdemos la riqueza de la vida. Para aprender todo lo que una experiencia puede enseñarnos debemos experimentarla plenamente y, luego dejarla ir.
Las experiencias pasadas nunca me dejaran hasta que
lamente lo que deba ser lamentado o ría por lo que no merezca ser tomado
demasiado en serio. Cuando el pasado lo ensombrece el presente se distorsiona.
3 de abril, El lenguaje del adiós de Melody Beattie
Aceptación
Ríndete al momento. Remóntate sobre él, por todo lo
que esto vale la pena. Lánzate sobre él.
Deja de resistirte.
Gran parte de nuestra angustia se crea cuando nos
estamos resistiendo. Es posible sentir gran alivio, consuelo y cambio cuando
aceptamos, cuando simplemente aceptamos.Perdemos nuestro tiempo, desperdiciamos nuestra energía y hacemos más difíciles las cosas al resistir, reprimir y negar. El reprimir nuestros pensamientos no hará que éstos desaparezcan. Reprimir un pensamiento ya formado no nos hará una persona mejor. Piénsalo. Deja que se haga realidad. Luego, libérate de él. Un pensamiento no es para siempre. Si no nos gusta, podemos pensar otro o cambiarlo. Pero para hacerlo, debemos aceptar el primer pensamiento y liberarnos de él. La resistencia y la represión no cambiará nada. Nos pondrán en guerra con nuestros pensamientos. Nos hacemos la vida más difícil al resistir y reprimir nuestros sentimientos. No importa cuán oscuro, cuán incómodos, cuán injustificados, cuán sorprendentes, cuan “inadecuados” consideremos que sean nuestros sentimientos, resistirnos y reprimirlos no nos librará de ellos. Hacerlo los empeorará. Se moverán en torbellino en nuestro interior, nos atormentarán, nos enfermarán, harán que nos duela el cuerpo, nos obligarán a hacer cosas compulsivas, nos mantendrán despiertos o nos podrán a dormir. En el análisis final, lo único que se nos pide hacer es aceptar nuestros sentimientos sintiéndolos y diciendo: “Si, esto es lo que siento”. Los sentimientos son para el momento presente. Cuanto más rápido aceptemos un sentimiento, más pronto nos moveremos al siguiente. Resistir o reprimir pensamientos y sentimientos no nos hará cambiar ni convertirnos en la persona que queremos ser o que pensamos que deberíamos ser. Nos pone en resistencia con la realidad. Nos hace reprimidos. A veces nos deprime. Resistirnos a los eventos o a las circunstancias de nuestra vida no cambia las cosas, no importa qué indeseables puedan ser los eventos o las circunstancias. La aceptación nos convierte en la persona que somos y que queremos ser. La aceptación les da poder a los eventos y a las circunstancias para que se conviertan en lo mejor. ¿Qué hacemos si estamos resistiéndonos en una guerra sin cuartel contra alguna realidad en nuestra vida? Aceptar nuestra resistencia puede ayudarnos, también, a superarla. Aceptación no significa que estemos dando nuestra aprobación. No significa que nos sometamos a la voluntad y a los planes de otro. No significa compromiso. No es para siempre. Es para el momento presente. La aceptación no hace las cosas más difíciles. Las hace más fáciles. La aceptación no significa que aceptemos el abuso o el maltrato; no significa que renunciemos a nosotros mismos, a nuestros límites, esperanza, sueños, deseos o necesidades. Significa que aceptemos lo que es, para que sepamos qué hacer para cuidar de nosotros mismos y qué límites necesitamos fijar. Significa que aceptamos lo que hay, y quienes somos, en el momento presente, para que estemos libres de cambiar y de crecer. La aceptación y el sometimiento nos lleva hacia delante en este viaje. La fuerza no funciona. La aceptación y el sometimiento, dos conceptos que lastiman más antes de practicarlos.
Hoy practicaré aceptarme a mí mismo y a mis circunstancias actuales. Empezaré a ver y a confiar en la magia que la aceptación puede traer a mi vida y a mi recuperación
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