Meditaciones 28 de abril
El amor es una actividad, no un afecto pasivo; es un «estar continuado», no un «súbito arranque». En el sentido más general, puede describirse el carácter activo del amor afirmando que amar es fundamentalmente dar, no recibir.
Erich Fromm, El arte de amar
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28 de abril, La meditación para las Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood:
Toda recuperación es un milagro que ocurre por obra y gracia, y no por accidente.
Rendición
La
rendición y la aceptación son como el enamoramiento y el amor. El enamoramiento
empieza cuando conocemos a alguien especial y no requiere nada más que el
reconocimiento del objeto de nuestro capricho. Pero para que el enamoramiento
se convierta en amor, hace falta mucho esfuerzo. Ese vínculo inicial debe
alimentarse lenta y pacientemente para que se convierta en un lazo sólido y
duradero.
Sólo por hoy
28 de abril
Meditaciones para mujeres que hacen demasiado, Anne Wilson Schaef
Belleza
¡Oh, fue una mañana magnífica! Supongo que la mejor mañana de primavera es
el mejor tiempo que Dios tiene para ofrecer. Con seguridad, nos ayuda a creer
en Él.
Dodie Smith
¿Cuánto hace que no gozamos con un día hermoso? ¿Cuánto hace que ni
siquiera nos permitimos observar que es un día hermoso? Las que vivimos en
ciudades nos ponemos obstáculos que nos desafían a hacer todavía un poco más de
esfuerzo para notar qué día hace. Para las mujeres que hacemos demasiado, un
día hermoso sólo vale la pena de ser apreciado si no presenta el inconveniente
de la lluvia o la nieve. Un día hermoso se convierte entonces sólo en un
instrumento para hacer más cosas. Pero existen otras posibilidades.
Anhelo la conciencia de poder decir: «¡Oh, fue una mañana magnífica!»
28 de abril, El lenguaje del adiós de Melody Beattie
Ira contra miembros de la familia
Muchos de nosotros sentimos ira contra ciertos miembros de nuestra familia.
Algunos de nosotros tenemos una gran ira e indignación, una ira que parece
continuar año con año. Para muchos de nosotros, la ira fue la única manera de
romper con un vínculo enfermizo entre un miembro de la familia y nosotros. Fue
la fuerza que nos impidió seguir siendo cautivos –mental, emocional y a veces
espiritualmente- de algunos miembros de la familia. Es importante que nos
permitamos sentir –y aceptar- nuestra ira hacia algunos familiares sin
sentirnos culpables o avergonzados. También es importante que examinemos
nuestros sentimientos de culpa en relación con algunos miembros de la familia,
ya que con frecuencia la ira y la culpa están entretejidas. Podemos aceptar,
agradecer incluso, nuestra ira por habernos protegido. Pero también podemos
fijarnos otra meta: asumir nuestra libertad. Una vez que lo hagamos, ya no
necesitamos nuestra ira. Una vez que lo hagamos, podremos perdonar. Tengamos
pensamientos amorosos, tengamos pensamientos curativos hacia los miembros de la
familia. Pero permitámonos sentir toda la ira que es necesario sentir. En algún
momento esforcémonos por acabar con la ira, pero necesitaremos ser gentiles con
nosotros mismos si empiezan a aflorar los sentimientos de vez en cuando. Dale
gracias a Dios por los sentimientos. Siéntelos. Libéralos. Pídele a Dios que
bendiga a nuestras familias y cuide de ellas. Pídele a Dios que nos ayude a
asumir nuestra libertad y a cuidar de nosotros mismos. Dejemos que la dorada
luz de la curación brille sobre todos los que amamos y sobre aquellos hacia
quienes sentimos ira. Dejemos que la dorada luz de la curación brille sobre
nosotros. Confiemos en que está teniendo lugar la curación, ahora mismo.
Ayúdame a aceptar las potentes emociones que pueda sentir hacia miembros de
mi familia. Ayúdame a sentir gratitud por la lección que ellos me están
enseñando. Acepto la luz dorada de la curación que está brillando ahora sobre
mí y sobre mi familia. Le doy gracias a Dios porque la curación no siempre
viene en un paquete limpio y bonito.
28 de abril, Meditación Diaria para Mujeres, libro: Cada día un nuevo
comienzo:
…sin importar cuánto se multiplique…el sufrimiento siempre es individual.
Anne Morrow Lindbergh
El hecho de saber que otras personas han sobrevivido experiencias tan
devastadoras como las nuestras nos da esperanza, pero no disminuye nuestro
propio sufrimiento. Ni siquiera hacerlo. Nuestro sufrimiento genera un
nuevo entendimiento y hace que apreciemos los tiempos más tranquilos y menos
difíciles. Cuando lo experimentamos plenamente, el dolor enriquece nuestros
momentos de placer. Nuestros sufrimientos son singulares, individuales y
solitarios. Pero podemos compartir nuestras experiencias dolorosas con los
demás y así disminuiremos el poder que ejercen sobre nosotras. Compartiendo
nuestro dolor con otra mujer, la ayudamos a recordar que es algo a lo que es
posible sobrevivir. El sufrimiento nos ablanda y nos ayuda a sentir más
compasión y más amor hacia los demás. Entre los efectos más extraordinarios del
dolor está el desarrollo en nosotros de un sentido de permanencia de la raza
humana lo que nos lleva a reconocer que todos dependemos unos de otros y que
esencialmente somos muy semejantes a los demás.
Compartiendo mis sufrimientos me fortalezco y sano las heridas producidas
por la alienación
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