Meditaciones 7 de mayo
7 de mayo, La meditación para las Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood:
Cuando la vida hace que nos sea imposible continuar como hasta entonces y debemos modificar nuestra conducta, recibimos una bendición. Pero, naturalmente, en ese momento no la vivimos como tal.
Aceptación
La
fe, la humildad y la aceptación reemplazan con el tiempo al orgullo y la rebeldía.
Aprendemos a conocernos. Vemos que nos encaminamos hacia una madurez de
conciencia. A medida que nuestra buena voluntad se transforma en esperanza,
empezamos a sentirnos mejor. Entrevemos, quizás por primera vez, lo que puede ser
nuestra nueva vida. Con esta perspectiva ponemos nuestra buena voluntad en acción
y pasamos al Séptimo Paso.
Texto
básico
7 de mayo
Meditaciones para mujeres que hacen
demasiado, Anne Wilson Schaef
Sentimientos
Lo que conoces en tu cabeza no te
sostendrá en los momentos de crisis... la confianza proviene de la conciencia
del cuerpo, de saber qué sientes en cada momento.
Marión Woodman
Vivimos en una cultura que rinde culto a
los procesos de pensamiento lógico, racional y lineal, y desdeña e ignora los
sentimientos. Los sentimientos parecen incontrolables, peligrosos e
innecesarios. No obstante, son nuestros sentimientos los que nos hacen
humanos/as. Nuestros sentimientos nos advierten del peligro. Si estamos
desconectados de ellos, podemos perder las señales de peligro. Son nuestros
sentimientos, y no nuestras mentes, los que nos dicen cuándo alguien nos está
mintiendo. Cuando nos mienten, lo sentimos justo en el plexo solar. Necesitamos
nuestros sentimientos para tratar con el mundo.
Mis sentimientos son un regalo. Tengo
mucha suerte de tener una gran gama de ellos.
7 de mayo, Meditación Diaria para Mujeres,
libro: Cada día un nuevo comienzo:
Tendemos a considerar la razón como el
orden supremo, pero la emocional es lo que marca nuestra vida. Generalmente
aprendemos más en diez días de agonía que en Díez años de tranquilidad.
Merle Shain
El dolor nos fuerza y nos empuja hacia los
demás. Nos alienta a orar y nos invita a confiar en muchos recursos,
particularmente en los que se encuentran en nuestro interior. Los tiempos
difíciles desarrollan nuestro carácter. El dolor produce sabiduría y nos
prepara para ayudar a otras personas cuyas experiencias se parecen a las
nuestras. Al reflexionar sobre nuestro pasado recordamos el dolor que sentimos
el último mes o el año anterior; el dolor de un amor perdido, el de estar sin
trabajo y con muchas deudas, quizás el de ver que los hijos se van de casa o el
que sufrir la muerte de un amigo íntimo. Pudimos llegar a pensar que no
podríamos superarlo. Pero de alguna manera lo hicimos y ello nos fortaleció. Lo
que olvidamos incluso ahora es que nunca tenemos por qué experimentar solas
ningún momento doloroso. La agonía que acompaña a toda situación penosa se
disipa rápida y silenciosamente en cuanto nuestro poder superior se hace
presente. Sólo tenemos que invocarlo.
Anhelo la satisfacción y la merezco. Pero
sin el dolor no podría reconocer el valor de la satisfacción.
7 de mayo, El lenguaje del adiós de Melody
Beattie
Deja ir el miedo
El miedo es la médula de la codependencia.
Nos puede motivar a controlar situaciones o a descuidarnos a nosotros mismos.
Muchos de nosotros hemos estado atemorizados durante tanto tiempo, que ya no
clasificamos a nuestros sentimientos como miedo. Nos hemos acostumbrado a
sentirnos alterados y ansiosos. Lo sentimos normal. La paz y la serenidad
pueden resultarnos incómodas. En una época, el miedo puede haber sido apropiado
y útil. Podemos habernos apoyado en el miedo para protegernos, en forma
parecida a como los soldados en la guerra se atienen al miedo para ayudarse a
sobrevivir. Pero ahora, en la recuperación, estamos viviendo la vida de manera
diferente. Es tiempo de darle gracias a nuestros viejos miedos por habernos
ayudado a sobrevivir, luego, decirles adiós. Demos la bienvenida a la paz, la
confianza, la aceptación y la seguridad. Ya no necesitamos tener tanto miedo.
Podemos escuchar nuestros miedos sanos y dejar ir el resto. Podemos crearnos
una sensación de seguridad, ahora. Estamos a salvo, ahora. Hemos hecho el
compromiso de cuidar de nosotros mismos. Podemos confiar en nosotros mismos y
amarnos.
Dios mío, ayúdame a dejar ir mi necesidad
de tener miedo. Reemplázala con la necesidad de estar en paz. Ayúdame a
escuchar mis miedos sanos y a despojarme del resto.
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