Meditaciones 27 de febrero
27 de febrero, La meditación para las Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood:
"Cuando damos por finalizada nuestra mitad de la batalla, esa batalla ha terminado"
Honestidad
A medida
que practicamos estos principios en todos nuestros asuntos, más se adhieren a
nuestra vida y más naturales empiezan a parecernos.
Vivir
limpios
27 de febrero
Meditaciones para mujeres que hacen demasiado,
Anne Wilson Schaef
Perfeccionismo
Ésta es la época del perfeccionismo, niña.
Todo el mundo intenta mostrar lo más
extraordinario de su lado mental, de su lado físico y de su lado emocional.
Lucha, lucha, corrige todos los defectos.
Judith Guest
El perfeccionismo es una de las
características de la adicción. El perfeccionismo establece un ideal abstracto
y externo de «lo que debería ser» o de «lo que debería ser capaz de hacer», que
no tiene ninguna relación con quiénes somos y con lo que necesitamos hacer, y
después intentamos amoldarnos a ese ideal.
Al intentar ser la perfección abstracta, nos
dañamos, nos juzgamos y nos falseamos a nosotras mismas. Con independencia de
lo que hagamos o de cómo intentemos tener éxito, nunca es suficiente. Nunca
estamos a la altura. Intentar las cosas con demasiado ahínco, o no intentarlas
en absoluto, son las dos caras de la misma moneda de perfección.
Desgraciadamente, es una moneda que nunca se amortiza.
El perfeccionismo es un autoengaño de primer
orden.
27 de febrero, Meditación Diaria para Mujeres,
libro: Cada día un nuevo comienzo:
Estar sola y sentirme vulnerable. Estas dos
partes mías se unen en mí ser para sembrar las semillas de mi anhelo por el
amor incondicional.
Mary Casey.
Qué fácil nos resulta dudar de nosotras
mismas, temer que seamos incapaces o indignas de ser amadas. Qué común es para
nosotras buscar amor y afirmación en los rostros de nuestros amigos o de
nuestra pareja.
El alejamiento de nosotras mismas, de los
demás y del Espíritu omnipresente de Dios nos provoca descontento. Cuando las
almas se tocan nace el amor a nosotras mismas y a los demás. Nuestra soledad
surge cuando creamos barreras que nos separan de nuestros amigos, de nuestra
familia. Sólo nosotras podemos saltar o rodear esas barreras para dar y ofrecer
amor.
La recuperación nos ofrece las herramientas
para amar, pero debemos atrevernos a tomarlas. Escuchar a los demás y
compartimos a nosotras mismas es el primer paso del proceso de amar. Al
arriesgarnos a ofrecer amor antes de recibirlo nos liberamos de la continua
búsqueda de amor en los rostros de los demás.
Hoy me esperaré a ser amada. Amaré a alguien
totalmente. No dudaré de que también yo soy amada. Estoy segura de que voy a
recibir amor incondicional.
27 de febrero, El lenguaje del adiós de Melody
Beattie
Complacedores de gente
¿Alguna vez has estado cerca de los
complacedores de gente? Tienden a ser desgastantes. Estar cerca de alguien que
se voltea al revés para complacer a otro a menudo es irritante y produce
ansiedad. Ser complacedores de la gente es una conducta que podemos haber
adoptado para sobrevivir dentro de nuestra familia. Tal vez no fuimos capaces de
obtener el amor y la atención que merecíamos. Quizá no se nos dio permiso para
complacernos a nosotros mismos, para confiar en nosotros mismos y para elegir
un curso de acción que demostrara autoconfianza. Podemos ser complacedores de
gente, abierta o encubiertamente.
Podemos ir por ahí haciendo alharacas,
parloteando a mil por hora cuando lo que en realidad estamos diciendo es:
" Espero estarte dando gusto". O bien, podemos actuar en forma
encubierta, yendo calladamente por la vida, tomando importantes decisiones
basadas en el hecho de complacer a los demás.
Tomar en cuenta las necesidades y los deseos
de otras personas es parte importante de nuestras relaciones. Tenemos
responsabilidades para con los amigos, los familiares y los jefes. Tenemos una
gran responsabilidad interna de ser amorosos y cariñosos. Pero la conducta
complaciente es contraproducente. No sólo se enojan los demás con nosotros,
sino que nosotros nos enojamos a menudo cuando nuestros esfuerzos por complacer
no funcionan como habíamos planeado. La gente con quien nos sentimos más a
gusto es aquella que es considerada con los demás, pero que en último término
se complace a sí misma.
Ayúdame, Dios mío, a superar mis miedos y a
empezar a complacerme a mí mismo.
Comentarios
Publicar un comentario