Meditaciones 10 de febrero

 

 

10 de febrero, La meditación para las Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood:
Si la lección de tu alma indica perdonar, primero debes experimentar lo imperdonable. De otra manera ¿cuál sería la lección? Bendice y perdona al menos dentro de tu corazón, pide perdón a todos los hombres (y también a las mujeres) con los que hayas peleado y luchado en el pasado, cuando perdonamos, cambiamos el mal por el bien, y la lección está terminada.


 

Receptividad

El principio de receptividad que vemos en el Segundo Paso surge al comprender que no podemos recuperamos solos, que necesitamos algún tipo de ayuda. Se desarrolla cuando abrimos la mente y empezamos a creer que podemos encontrar ayuda. No importa que tengamos o no idea de cómo va a ayudamos un Poder más fuerte que nosotros, lo que importa es que creamos que es posible.

Guía para trabajar Los Pasos de NA (Segundo Paso)

10 de febrero

Meditaciones para mujeres que hacen demasiado, Anne Wilson Schaef

Comunicación

Algunas personas hablan simplemente porque piensan que el sonido es más soportable que el silencio

Margareth Halsey

Las mujeres que hacemos demasiado necesitamos mantenernos ocupadas. Una de las maneras de mantenernos ocupadas es hablando, incluso cuando no tenemos nada que decir. No se trata de que nos encante tanto el sonido de nuestra voz. Se trata simplemente de que el silencio parece demasiado abrumador y tenebroso.

Gran parte de nuestras vidas las hemos pasado llenándola... comiendo en exceso y llenándonos... hablando de más y llenando nuestros momentos de silencio.

Cuando empezamos a recuperarnos, descubrimos que no necesitamos nuestras “recetas de relleno”. Que podemos estar con nosotras mismas en silencio.

Cuando las personas hablan sin parar, normalmente no se están escuchando a sí mismas.

10 de febrero, El lenguaje del adiós de Melody Beattie

Deja ir la tristeza

Un obstáculo para la alegría y el amor puede ser una tristeza no resuelta del pasado.

En el pasado nos decíamos a nosotros mismos muchas cosas para negar el dolor: “No duele tanto.... Quizá si espero un poco, las cosas cambiarán... No es para tanto. Puedo con esto... Tal vez si trato de hacer cambiar a la otra persona, no tendré que cambiar yo mismo”.

Negábamos que nos dolía porque no queríamos sentir el dolor.

Sin embargo, los asuntos inconclusos no desaparecen. Se siguen repitiendo hasta que captan nuestra atención, hasta que los sentimos, lidiamos con ellos y nos curamos. Esa es una lección que estamos aprendiendo en la recuperación de la codependencia y de problemas propios de hijos de alcohólicos.

Muchos de nosotros no tuvimos las herramientas, el apoyo o la seguridad que necesitábamos para reconocer y aceptar el dolor en nuestro pasado. Está bien. Ahora estamos a salvo.

Lentamente, con cuidado, podemos empezar a abrirnos a nuestros sentimientos. Podemos empezar el proceso de sentir lo que hemos negado desde hace tanto tiempo, no para culparnos, no para avergonzarnos, sino para curarnos en preparación para una vida mejor.

Está bien llorar cuando necesitemos llorar y sentir la tristeza que muchos hemos guardado durante tanto tiempo. Podemos sentir esos sentimientos y liberarnos de ellos.

El proceso de pena es un proceso de purificación. Es un proceso de aceptación. Nos lleva del pasado al presente y un futuro mejor, un futuro libre de conductas saboteadoras, un futuro que guarda más opciones que nuestro pasado.

Dios mío, mientras vivo el día de hoy, déjame abrirme a mis sentimientos. Hoy, ayúdame a saber que no necesito forzarme ni reprimir la curación que tengo a mi disposición en mi recuperación. Ayúdame a confiar en que, si estoy abierto y dispuesto, la curación se dará en forma natural, de una manera que puedo manejar.

 

10 de febrero, Meditación Diaria para Mujeres, libro: Cada día un nuevo comienzo:

Dios no conoce distancia

Charleszetta Waddles

La fuerza que necesitamos para salir adelante en un momento problemático esta tan cerca de nosotros como el aire que respiramos. Pero con frecuencia, la memoria nos falla. Tratamos de resolver los problemas por nuestros propios medios, de determinar el curso de acción adecuado. Y tropezamos. Es el momento de recurrir a ese poder de que disponemos. Y nuestra necesidad, cualquiera que sea, será satisfecha.

Para muchas de nosotras confiar en Dios, como quiera que concibamos Su presencia, es algo desconocido. Desde niñas se nos alentó para que fuésemos autosuficientes. Aun cuando necesitáramos desesperadamente la ayuda de otra persona, temíamos pedirla. Cuando nuestra confianza se desvanecía, como con frecuencia ocurría, escondíamos el miedo, a veces con alcohol, a veces con pastillas. En ocasiones simplemente nos ocultábamos en casa. Nuestros miedos nunca fueron totalmente abatidos.

Asimilar el descubrimiento que hemos hecho lleva tiempo, el descubrimiento de que nunca tuvimos que temer, de que Dios nunca estuvo lejos. Lentamente y con práctica, el hecho de volvernos a nuestro interior, de confiar en Dios en lugar de depender de nosotras mismas, se convertirá en un acto natural. Cualesquiera que sean nuestras necesidades el día de hoy, Dios es la respuesta.

No hay nada que temer. Al fin he llegado a conocer a Dios. Todos los caminos se allanarán

 

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Meditaciones 24 de junio

Meditaciones 9 de abril

Meditaciones 15 de septiembre