Meditaciones 4 de enero
4 de enero
La meditación para las Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood:
Cada vez que nos proponemos a solucionar el problema del otro a toda costa, estamos amando demasiado.
Generosidad
Nuestra
existencia cuenta, pero cuenta sobre todo cuando estamos conectados con los
demás. Esta profunda sensación de dicha no nos exige estar contentos todo el
tiempo, es más grande que eso. Humildad significa que somos conscientes de
nuestro lugar en el mundo; la dicha proviene de saber que tenemos un propósito.
Gracias a estar espiritualmente despiertos, vemos los milagros que nos rodean,
incluso cuando la vida es difícil. La generosidad de espíritu es el
antídoto contra la soledad y la alienación.
Vivir
limpios, el viaje continúa
Meditaciones para mujeres que hacen demasiado,
Anne Wilson Schaef
Humor
El tiempo cura todas las heridas.
Janeace
El humor es tan curativo... y también tan
divertido.
Descubrimos que el humor es uno de los
primeros dones humanos que desaparecen cuando se instalan las enfermedades
adictivas.
Perdemos la capacidad de reírnos de
nosotras mismas y con los demás. Nos sentimos insultadas si alguien se burla de
nosotras, y lo personalizamos todo, considerándolo como una desvalorización.
Cuanto más progresa nuestra enfermedad, más nos parecemos a Scrooge1. Entonces,
en vez de convertirnos en sanadoras, nos convertimos en talones 2... sin alma.
El buen humor es muy barato. Es uno de los
placeres de la vida que es relativamente gratuito. Estoy segura de que, si lo
intentamos con ahínco, podemos recordar una parte de nosotras que solía reír y
ser juguetona.
El humor no muere, gracias a Dios, sino que
simplemente se oculta bajo tierra a veces, y excava cavernas para nuestros
“yos” serios se derrumben.
1 Personaje de Charles Dickens, en
Christmas Carol, que representa
al avariento típico. (N. del T.)
2 Juego de palabras de la autora con
«healers» (sanador/a) y
«heel» (talón). (N. del T.)
4 de enero
Meditación Diaria para Mujeres, libro: Cada
día un nuevo comienzo:
Cuando me di cuenta de que siempre quise
ser pintora, ya lo era. Pero el deseo no siempre lleva a la acción. Muchas
mujeres han sido educadas sin saber que pueden moldear y dar forma a sus vidas,
de manera que el deseo de ser pintoras fue, para algunas de ellas, tan sólo una
fantasía, algo así como querer viajar a la luna.
Judy Chicago
En este programa de recuperación, lo más
probable es que pocas de nosotras hayamos afrontado la vida tan directamente
como Judy Chicago. Es posible que no comprendiésemos que podemos moldear y dar
forma a nuestras vidas. Qué afortunadas somos al aprenderlo ahora, gracias a
los Doce Pasos y a la ayuda mutua. Cada día nos presenta muchas oportunidades
de hacer elecciones responsables y tomar decisiones razonables. Esas elecciones
y esas decisiones son las que moldean y dan forma a las personas en las que estamos
convirtiéndonos. Cada vez que elegimos conscientemente, nuestra identidad como
mujeres se fortalece. La acción que emprendemos al hacer cada elección de más
substancia a nuestra identidad; al mismo tiempo, dicha elecciones garantizan
nuestra plenitud como mujeres.
Hoy surgirán muchas oportunidades de
elegir.
Seré cuidadosa y haré elecciones que me den
una mayor plenitud.
4 de enero
El lenguaje del adiós de Melody Beattie
Desliguémonos de los asuntos familiares
Podemos pintar una raya sana, un límite
saludable, entre nosotros y nuestra familia nuclear, es decir, nos podemos
desligar de sus asuntos. Es posible que algún familiar nuestro sea adicto al
alcohol o a alguna otra droga y que aún no esté en recuperación de su adicción.
También puede ser que tengamos familiares con rasgos codependientes no
resueltos. Esos parientes pueden ser adictos a la desgracia, al dolor, al
sufrimiento, al martirio y a la victimización. Otros familiares también pueden
presentar aspectos de abuso o de familia de origen no resueltos. Podemos tener
parientes adictos al trabajo, a la comida o al sexo.
En nuestra familia puede haber una estrecha
comunicación o, por el contrario, ser una familia disfuncional en la cual los
miembros tienen escaso contacto.
Podemos ser como nuestra familia. Podemos
amar a nuestra familia.
Sin embargo, hay que recordar que somos
seres humanos individuales con derechos y asuntos personales. Uno de nuestros
principales derechos es el de empezar a sentirnos mejor y entrar en
recuperación, independientemente de que nuestros parientes elijan hacer lo
mismo o no.
No tenemos que sentirnos culpables por
descubrir la felicidad y una vida que funciona. No tenemos que hacer nuestros
los asuntos de la familia para demostrarle nuestra lealtad y nuestro amor.
A menudo, cuando empezamos a cuidar de
nosotros mismos, nuestros parientes responden con intentos abiertos y
encubiertos para hacernos caer dentro del viejo sistema y los antiguos roles.
No tenemos por qué hacerlo. Sus intentos por hacernos sucumbir son asunto de
ellos. El hecho de que cuidemos de nosotros mismos y nos curemos no quiere
decir que no los amemos. Lo que quiere decir es que estamos solucionando
nuestros problemas.
No tenemos que juzgarlos porque tengan
asuntos sin resolver, ni tenemos por qué permitirles que nos hagan lo que
quieran simplemente porque son nuestros parientes.
Ahora somos libres, libres para cuidar de
nosotros mismos con todos y con nuestros familiares. Nuestra libertad comienza
cuando dejemos de negar sus problemas y, en forma adecuada pero asertiva, se
los devolvemos para, de esa forma, solucionar nuestros propios problemas.
Hoy me apartaré de mis parientes. Soy un
ser humano individual, aunque pertenezca a una unidad llamada familia. Tengo
derecho a solucionar mis propios problemas y a crecer; mis familiares tienen
derecho a sus propios problemas y el derecho a elegir cuándo y dónde
solucionarlos. Puedo aprender a apartarme con amor de mis parientes y de sus
problemas. Estoy dispuesto a sortear cualquier sentimiento para lograrlo.
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