Meditaciones 29 de enero
░▒▓
29 de enero, La meditación para las Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood:
Gran parte de la locura y desesperación que experimentas proviene directamente del intento de manejar y controlar lo que no puedes: a él y a su vida. Piensa en todos los intentos que has llevado a cabo: los sermones interminables, las súplicas, las amenazas, los sobornos, incluso hasta la violencia. Y también recuerda cómo te sentiste después de cada intento fallido. Tu autoestima tropezó contra un nuevo escollo, y te volviste más ansiosa, más impotente, más dominada por la ira. La única manera de salir de esto es abandonar el intento, porque es casi imposible que él cambie bajo tus presiones. Aunque finalmente consigas oírle decir que tú eres la causa de que abandone ciertas conductas, más adelante descubrirás que también eres la causa de que las reanude.
Buena
voluntad
Para muchos, la buena voluntad de probar algo
nuevo sencillamente apareció porque estábamos hastiados de nuestros viejos
hábitos. Nos pareció que, como nuestra propia fuerza no bastaba para
devolvernos el sano juicio, quizás otra cosa, si la dejábamos, podía hacerlo.
Funciona como y porque (Segundo paso)
29 de enero
Meditaciones para mujeres que hacen
demasiado, Anne Wilson Schaef
Impotencia
Ante un obstáculo que es imposible de
superar, la testarudez es algo estúpido.
Simone De Beauvoir
A algunas de nosotras no nos gusta oír
esto, pero existen ciertas cosas en nuestras vidas sobre las que somos
impotentes. De hecho, cuando llegamos a este punto, nos damos cuenta de que
existen unas pocas cosas que no podemos controlar realmente.
Ciertamente, las zonas de nuestras vidas
sobre las que somos realmente más impotentes son nuestros hábitos adictivos y
compulsivos de trabajar, apresurar- nos y estar siempre ocupadas. De hecho,
ésta es una de las definiciones de la adicción. Una adicción es cualquier cosa
que controla nuestras vidas, sobre la que no podemos hacer nada, y que hace que
nuestra existencia sea ingobernable. Nuestra incapacidad para dejar de matarnos
a nosotras mismas haciendo demasiado se ajusta ciertamente en esta categoría.
Saber cuándo abandonar puede ser mi mayor
victoria
29 de enero, Meditación Diaria para
Mujeres, libro: Cada día un nuevo comienzo:
“No lo puedo evitar” es lo que todas
decimos cuando no deseamos esforzarnos.
Eva Lathbury
La conducta irresponsable nos resulta
familiar, lo mismo que la pasividad. En el pasado, eludir toda responsabilidad
nos salvó de ser culpadas. Pero hemos aprendido que también evitó que nos
sintiéramos valiosas, que desarrolláramos todo nuestro potencial, que
sintiésemos la emoción que produce el logro.
Nuestro miedo al fracaso nos ayudó a ser
irresponsables. Quizás aún temamos al fracaso, pero el programa nos ofrece un
antídoto. Si hemos vuelto nuestras vidas hacia nuestro poder superior, no
podemos fallar. Se nos indicará la forma de proceder. Nuestras compañeras de
viaje tienen mensajes para nosotras, mensajes que facilitarán nuestro camino.
He elegido la recuperación. He dicho “puedo
evitarlo”
Hoy celebraré que estoy asumiendo la
responsabilidad de mi vida.
29 de enero, El lenguaje del adiós de
Melody Beattie
Asiste a las reuniones
Aún me sorprende, después de haber estado
años en recuperación, lo fácil que me resulta convencerme a mí mismo de no
asistir a las reuniones. También me sigue sorprendiendo lo bien que me siento
cuando sí voy.
Anónimo
No tenemos por qué quedarnos atascados en
nuestra aflicción y malestar. Tenemos una alternativa inmediata que nos ayudará
a sentirnos mejor: asistir a una reunión, a un grupo de apoyo de Doce Pasos.
¿Por qué resistirnos a lo que puede
ayudarnos a sentirnos mejor?
¿Por qué quedarnos con nuestra obsesión o
depresión cuando asistir a una reunión -aunque ésta sea una reunión adicional-
nos ayudará a sentirnos mejor?
¿Acaso estamos demasiado ocupados?
Cada semana tiene 168 horas. Destinar una o
dos horas a una reunión puede maximizar nuestro potencial para las otras
166. Si nos quedamos en nuestro “rollo
codependiente”, fácilmente nos podemos pasar la mayoría de nuestras horas de
vigilia obsesionados, quedándonos sentados sin hacer nada, echados en la cama
sintiéndonos deprimidos, o satisfaciendo las necesidades de otra gente. No
dedicar esas dos horas a asistir a una reunión puede hacer que desperdiciemos
las otras horas que nos quedan.
¿Demasiado cansado?
No hay nada tan revigorizaste como volver a
tomar el paso. Asistir a una reunión puede lograr que lo retomemos.
Hoy me acordaré de asistir a las reuniones
de ayuda.
Comentarios
Publicar un comentario