Meditaciones 12 de enero
12 de enero,
La meditación para las Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood:
El dolor es el más sabio de los maestros que llaman a nuestra puerta
Valor
y perseverancia
El
proceso de recuperación no es fácil. Requiere gran valor y perseverancia
continuar en recuperación día tras día. Parte del proceso de recuperación es
seguir. Funciona adelante a pesar de todo lo que se interponga en el camino. Como
los cambios duraderos en recuperación se presentan poco a poco, acudimos al
Primer Paso una y otra vez.
Funciona como y porque (Primer Paso)
12 de enero
Meditaciones para mujeres que hacen
demasiado, Anne Wilson Schaef
Elecciones
Para obtener lo que vale la pena tener,
puede que
sea necesario perder todo lo demás.
Bernardette Devlin
A veces dramatizamos excesivamente nuestras
vidas y creemos que, si queremos obtener lo que deseamos, tenemos que
sacrificar todo lo que nos es cercano y querido.
Los libros “para llegar a ser los mejores”
nos dicen que, si pretendemos llegar a la cumbre, tenemos que estar dispuestas
a sacrificar marido, hijos (el tener hijos), aficiones y cualquier cosa en
nuestra vida que no esté relacionada con el trabajo para alcanzarla. Algunas de
nosotras lo hemos intentado. Nos hemos vuelto adictas al trabajo y, mientras
tanto, nos hemos perdido a nosotras mismas. Sin tenernos a nosotras mismas,
tenemos en última instancia muy poco que ofrecer. Hemos intentado desechar
nuestra necesidad de cercanía, amistad, reposo y ocio, creyendo en lo justo y
noble de nuestra decisión.
Nos hemos sacrificado por nuestro trabajo.
Hemos realizado el sueño romántico de darnos por completo.
Hemos llegado a ser las mejores.
Nunca es demasiado tarde para volver a
examinar lo que hemos elegido. Replantearse las cosas es algo inteligente.
Siempre tenemos elección.
12 de enero,
Meditación Diaria para Mujeres, libro: Cada
día un nuevo comienzo:
No es suficiente buscar la plenitud a
través de los hombres; nunca lo fue y nunca lo será ninguna mujer, casada o
soltera.
Patricia O´Brien
Desde la infancia, a muchas de nosotras se nos
animó a “encontrar marido”. El mensaje, aunque muchas veces sutil, siempre
estuvo presente. Y muchas de nosotras nos casamos. Sin embargo, ninguna
relación tiene garantías para toda la vida. Al amarrar nuestras esperanzas a
otra persona, seguimos siendo dependientes y perpetuamos un patrón de
dependencia. Ello evita que tomemos las decisiones acordes con lo que somos y
lo que deseamos ser.
Nuestra recuperación como mujeres está
íntimamente ligada a nuestro crecimiento en la toma de decisiones, a nuestra
elección de una conducta y de unas actividades responsables, y a nuestros
logros personales. Cada una de nosotras necesita descubrir su propia plenitud.
Debemos celebrar nuestra calidad como personas. Debemos alentarnos mutuamente
como mujeres que se recuperan de un pasado adictivo, como mujeres valiosas y
plenas.
Hoy respetaré mi plenitud y ayudaré a otra
mujer a alimentar la suya.
12 de enero,
El
lenguaje del adiós de Melody Beattie
Encuentra el equilibrio
La meta de la recuperación es el
equilibrio; ese precioso punto medio.
Muchos de nosotros hemos ido de un extremo
al otro: años de cuidar de todos menos de nosotros mismos, seguidos de una
temporada en que nos negamos a concentrarnos en las necesidades de nadie, más
que en las nuestras.
Tal vez pasamos años negándonos a
identificar nuestros sentimientos, a sentirlos y a manejarlos, seguidos de un
periodo de obsesión absoluta con toda huella de energía emocional que pasara
por nuestro cuerpo.
Podemos sucumbir a la impotencia, al
desamparo y a la victimización, y luego ir al otro extremo blandiendo con
agresividad el poder sobre los que nos rodean.
Podemos aprender a dar a los demás al mismo
tiempo que asumimos la responsabilidad para con nosotros mismos, a cuidar
nuestros sentimientos, así como nuestras necesidades físicas, mentales y
espirituales, y a alimentar la callada confianza que nos da el apropiarnos de
nuestra fuerza para comportarnos de igual a igual en nuestras relaciones con
los demás.
La meta de la recuperación es el
equilibrio, pero a veces llegamos a él yéndonos a los extremos.
Hoy seré amable conmigo mismo,
comprendiendo que a veces, para alcanzar el justo medio del equilibrio,
necesito explorar las cimas y los valles. A veces, la única manera que tengo de
salir de un valle es brincar lo suficientemente alto para aterrizar en la cima
y luego, lentamente, deslizarme hacia abajo.
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