Meditaciones 26 de enero
26 de enero, La meditación para las Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood:
Cuando alguien que tú amas tiene problemas pregúntate:
¿De quién es este problema? tu problema no es que alguien que tú amas tenga un problema, sino tus sentimientos cuando observas el conflicto de esa persona, tal vez sea necesario que dejes de observar, salvo que puedas dejar de intentar solucionarlo.
Perseverancia
Cuando
encontramos nuestro lugar, encajamos como la pieza de un rompecabezas. Nos
sentimos bien. «Recuperación en libertad creativa plena» significa que
escuchamos al corazón y a nuestro Poder Superior y seguimos el camino
dondequiera que nos lleve. La primera vez que creemos que podemos mantenernos
limpios, comenzamos a comprender que tenemos alternativas en nuestra vida. Pero
hace falta valor, paciencia y perseverancia para vivirlas. Debemos estar
dispuestos a quedarnos cuando las cosas se ponen difíciles y seguir avanzando
cuando no estamos seguros de llegar a alguna parte. Las mismas herramientas que
nos dieron la libertad al principio pueden seguir funcionando si continuamos
usándolas con la misma buena voluntad.
Vivir
limpios, el viaje continúa
26 de enero
Meditaciones para mujeres que hacen
demasiado, Anne Wilson Schaef
Seguridad económica
Los humanos tienen que respirar, pero las
empresas tienen que hacer dinero.
Alice Embee
Es correcto ganar dinero. Incluso es
correcto para las empresas hacer dinero. Desafortunadamente, la adicción al
dinero es tan desenfrenada en esta sociedad que hemos perdido toda perspectiva
sobre el ganar dinero.
Nos hemos convertido en adictos al proceso
de ganar dinero. El dinero en sí mismo se ha vuelto irrelevante.
Es el proceso de acumulación el que nos ha
enganchado.
Por mucho que tengamos, nunca es
suficiente. Esto también es verdad a nivel empresarial. Más dinero nunca es
suficiente. Hemos desarrollado una obsesión frenética por la acumulación de
dinero. Lo juntamos, lo gastamos y lo acaparamos. Hemos olvidado que el dinero
no es real. Es simbólico. Es moneda de curso legal. Es una forma de
intercambio. Pero se ha convertido en algo tan real para todo el mundo que es
más real que nuestra salud, nuestras relaciones o nuestras vidas.
La adicción al dinero y al trabajo con
frecuencia van de la mano.
La seguridad económica es un concepto
estático ilusorio y se expande de manera exponencial a medida que alcanzamos
cada objetivo.
26 de enero, Meditación Diaria para
Mujeres, libro: Cada día un nuevo comienzo:
Tienes que levantarte cada mañana
Con una sonrisa en el rostro
Y mostrar al mundo todo el amor de tu
corazón.
Entonces, la gente te tratará mejor.
Descubrirían, sí, lo harás
Que eres tan bella como tus sentimientos.
Carole King
Actúa “como si...” Comportarnos en la forma
en que deseamos ser es algo mágico, aún si no lo hacemos de corazón. La
conducta parece ser el primer paso. La actitud, el estado mental, es el
siguiente.
Quizás haya muchos días en que levantamos
sin sentir en nuestros corazones amor por nuestra familia, nuestros amigos o
nuestros compañeros de trabajo. De hecho, quizás deseemos que éstos nos
muestren su amor primero. Pero si tendemos la mano, si damos nuestro amor
incondicionalmente, nos concentraremos en las necesidades de los demás y el
amor volverá a nosotros multiplicado por diez. El acto de amarlos elevará
nuestro espíritu. Conoceremos el amor, sentiremos amor por nosotras mismas y
por las muchas personas que nos rodean.
La actitud que cultivemos sea de amor o
egoísmo, de inferioridad o superioridad, determinará la forma en que seremos
afectadas por los sucesos de nuestra vida. El principio es muy simple. Si
afrontamos la vida con una sonrisa, encontraremos amor y una razón para
sonreír.
Mi actitud dará forma al día de hoy. Si lo
enfrento directamente y con amor, tendré un día adorable.
26 de enero, El lenguaje del adiós de
Melody Beattie
Ya no estamos enganchados
Podemos aprender a no quedarnos enganchados
en conductas poco sanas, contraproducentes, en nuestras relaciones, conductas
tales como cuidar obsesivamente de los demás, controlar, devaluarnos a nosotros
mismos y creer mentiras.
Podemos aprender a ver estas conductas, a
identificarlas y a decir que no vamos a permitirnos quedar atrapados en ellas.
A menudo, la gente, conscientemente o sin pensar, hace cosas que nos arrastran
a una serie de conductas contraproducentes que llamamos codependencia. Lo más
frecuente es que estos “ganchos” pueden ser casi deliberados, y los resultados,
predecibles. Alguien se puede poner frente a nosotros y comentar algo o lanzar
un suspiro acerca de un problema, sabiendo o esperando que esa conducta nos
enganche para que nosotros nos hagamos cargo de él. Eso es manipulación.
Cuando la gente se ponga frente a nosotros
y comente o suspire por algo, y luego diga tímidamente, “Pero no importa, tú no
te preocupes por ello”, eso es un truco. Necesitamos reconocerlo. Estamos a
punto de que nos envuelva si permitimos que esto ocurra.
Podemos aprender a insistir en que la gente
nos pida sin cortapisas lo que quiere y necesita.
¿Cuáles son las palabras, las señales, las
miradas, los comentarios, las claves que nos enganchan en una conducta
predecible, a menudo contraproducente?
¿Qué te hace sentir simpatía por alguien?
¿Qué te hace sentir culpa?
¿Qué te hace sentirte responsable de otro?
Nuestro punto fuerte es que nos preocupemos
demasiado por los demás.
Nuestro punto débil es que a menudo
subestimamos a la gente con la que tratamos. Ella sabe lo que está haciendo. Es
tiempo de que abandonemos nuestra ingenua suposición de que la gente no hace lo
que mejor le conviene, y no necesariamente lo que mejor nos conviene a
nosotros.
También debemos observarnos a nosotros
mismos. ¿Lanzamos “ganchos” a los demás, les lanzamos miradas, comentarios, con
la esperanza de engancharlos? Necesitamos asistir en comportarnos con los demás
en forma honesta y directa, en vez de esperar que vengan en nuestro rescate.
Si alguien quiere algo de nosotros,
insistamos en que esa persona nos pida las cosas directamente. Pidámonos lo
mismo a nosotros mismos. Si alguien lanza el anzuelo, no tenemos por qué
morderlo.
Hoy estaré consciente de las “conductas
gancho” que me llevan a convertirme en cuidador de los demás y que me hacen
sentir victimado. Ignoraré los comentarios, las miradas y las palabras que me
enganchan, y esperaré de los demás la conducta directa y honesta que merezco.
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