Meditaciones 20 de junio
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20 de junio, La meditación para las Mujeres que aman
demasiado, Robin Norwood:
Segunda promesa de recuperación de una relación adictiva
Aceptaremos a los
otros tal como son, sin intentar cambiarlos para que satisfagan nuestras
necesidades.
Humildad
Nuestras virtudes nos proporcionan los modelos que nos pueden
servir como ejemplo. Ganamos en humildad cuando admitimos honestamente
que somos seres humanos, ni perfectamente buenos, ni completamente malos.
Estamos hechos de virtudes y defectos, y siempre podemos mejorar. Si no conseguimos
encontrar nada bueno dentro de nosotros,
Guía para trabajar el Cuarto Paso de NA
20 de junio
Meditaciones para mujeres que hacen demasiado, Anne
Wilson Schaef
Expectativas
La vida no tiene
ninguna obligación de darnos lo que esperamos de ella.
Margaret Mitchell
¡Las expectativas
son verdaderas asesinas! Son montajes para la decepción. A causa de nuestras
expectativas, muchas veces pasamos totalmente por alto lo que está ocurriendo
realmente en una situación. Estamos tan casadas con lo que pensamos que debería
estar pasando, o con lo que queremos que pase, que no vemos lo que está
pasando. Muchas posibles relaciones han sido abortadas porque estábamos
demasiado determinadas a convertirlas en una relación. Las expectativas también
nos mantienen en el espejismo. Construimos expectativas sobre alguien, las
proyectamos en otra persona y empezamos a reaccionar frente a nuestras
expectativas como si fueran reales. Las expectativas y el espejismo de control
están estrechamente unidas.
Cuando estamos atadas a nuestras expectativas,
normalmente nos perdemos lo que está sucediendo... esto es, nos perdemos la
vida misma.
20 de junio, Meditación Diaria para Mujeres, libro:
Cada día un nuevo comienzo:
Tenía profundos
secretos escondidos en mi corazón que nunca revelé por miedo a las burlas o al
sarcasmo de los demás. Por fin puedo divulgar mis sufrimientos, pues la fuerza
que alguna vez encontré en el silencio ha perdido todo su poder.
Deidra Sarault
El hecho de
compartirnos a nosotras mismas con otra persona es algo mágico. Los Pasos
Cuarto y Quinto nos enseñan que los actos que pensábamos eran atroces son de
los más común. No somos las únicas que hemos cometido actos lamentables, y este
descubrimiento es nuestro regalo por asumir el riesgo de exponernos. Darnos
cuenta de lo mucho que nos parecemos a los demás nos confiere fuerza, y el
programa nos allana el camino para obtener esa fuerza cada vez que la
necesitemos. Los secretos nos aíslan de los demás y también de Dios. No podemos
recibir los mensajes que necesitamos escuchar ni la orientación que Dios nos
ofrece si nos cerramos a las personas que nos aprecian, pues éstas son los
mensajeros de Dios. Qué liberador es saber que compartimos los mismos miedos y
las mismas preocupaciones. Al revelar nuestra experiencia a otra persona,
quizás estemos dándole el aliento que necesitaba en este momento. Debemos
reconocer y celebrar nuestras semejanzas. Cuando nos compartimos a nosotras
mismas, nos unimos y esa unión aumenta nuestra fuerza.
El silencio nos divide y disminuye nuestra fuerza. Y,
sin embargo, tenemos a nuestra disposición toda la fuerza que necesitamos. Hoy
dejaré que alguien me conozca
20 de junio, El lenguaje del adiós de Melody Beattie
Mártires en las relaciones
Muchos de
nosotros hemos sido tan torpes y hemos menospreciado tan completamente nuestros
sentimientos que hemos perdido el contacto con nuestras necesidades en las
relaciones. Podemos aprender a distinguir cuáles son las compañías que
disfrutamos, estemos hablando de amigos, de conocidos de negocios, de citas
amorosas o de cónyuges. Todos necesitamos interactuar con gente que
preferiríamos evitar, pero no tenemos por qué obligarnos a tener relaciones
largas o de intimidad con estas personas. Somos libres de escoger amigos, la
gente con quien salimos, cónyuges. Somos libres de elegir cuánto tiempo pasamos
con esa gente con la que no siempre podemos escoger estar, como los familiares.
Esta es nuestra vida. Esta es. Podemos decidir cómo queremos gastar nuestros
días y nuestras horas. No estamos esclavizados. No estamos atrapados. Y ninguno
de nosotros carece de opciones. Podremos no ver nuestras opciones claramente.
Aunque tal vez tengamos que batallar con la vergüenza y aprender a adueñarnos
de nuestro poder, podemos aprender a pasar nuestras valiosas horas y días con
la gente que disfrutamos y con la que hemos elegido estar.
Dios mío, ayúdame a valorar mi tiempo y mi vida. Ayúdame a valorar cómo me siento junto a ciertas personas. Guíame mientras aprendo a desarrollar relaciones sanas, de intimidad y de compartir con la gente. Ayúdame a darme a mí mismo la libertad para experimentar, explorar y aprender quién soy, quién puedo ser en mis relaciones.
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