Meditaciones 28 de agosto
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28 de agosto, La meditación para las Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood:
Nuestra alma ha elegido esta vida para que aprendas la lección que sólo aprenderás a través del trabajo de perdonar.
OCTAVA
TRADICIÓN
Codependientes Anónimos nunca tendrá carácter
profesional, pero nuestros centros de servicios pueden contratar a personal
especializado.
No damos respuestas ni consejos a los otros miembros. Este enfoque no
profesional proporciona seguridad a los miembros. Cogemos lo que queremos y
dejamos el resto. En la recuperación de la codependencia, usando los Doce Pasos
y las Doce Tradiciones, aprendemos que tenemos nuestras propias respuestas
dentro de nosotros mismos.
Libro verde de
CoDa
28
de agosto
Meditaciones
para mujeres que hacen demasiado, Anne Wilson Shaef
Humor/Relaciones
Cuando
ves con lo que se casan algunas mujeres, te das cuenta de cuánto deben odiar
trabajar para vivir.
Helen
Rowland
¡Vaya
broma! Algunas de nosotras pensábamos que, si nos casábamos con el hombre
adecuado, o encontrábamos la pareja ideal, no tendríamos que trabajar. ¿Pero
hemos considerado alguna vez cuánto trabajo supone estar casada con alguien
para no tener que trabajar?
¿Hemos
pensado alguna vez cuánto trabajo supone no hacer nuestro trabajo?
¡Qué
tentador es vender nuestras almas por lo que pensamos que es un buen precio!
Las mujeres hemos estado demasiado dispuestas a ser objetos... a hacernos
objetos sexuales y a hacer de los hombres (o de otras mujeres) objetos de
matrimonio. Al hacerlo, hemos perdido las posibilidades de relaciones
verdaderas. No es posible relacionarse con un objeto.
Recuerda,
una tiene que actuar para obtener el precio.
Pero
hay que ser para relacionarse.
28
de agosto, Meditación Diaria para Mujeres, libro: Cada día un nuevo comienzo:
Hay
sonidos asociados con las estaciones. Hay sonidos asociados con lugares y hay
sonidos asociados con todos los momentos de nuestra vida
Alison
Wyrley Birch
La
vida es rica y plena. Tu vida. Mi vida, Aun cuando el día parezca insípido o
vacío, contiene riquezas que escapan a nuestra atención. Vemos sólo lo que
decidimos ver. Y también escuchamos en forma selectiva. Nuestros prejuicios nos
impiden percibir todos los efectos de cualquier experiencia. En ocasiones sólo
escuchamos el batir de la rutina.
Sin
embargo, cuanto más crece nuestra fe en el programa y en un Dios amoroso, más
se aclaran nuestras percepciones. Somos más conscientes de los sucesos del día,
comprendemos mejor nuestro desarrollo y percibimos claramente la función de los
demás en nuestra vida.
Podemos
considerar a la existencia como un concierto que trasciende nuestra corta
visión, y podemos apreciar la gran variedad de personas y de situaciones que
están dirigidas hacia el mismo fin. Cuanto más armonicemos con la actividad
espiritual que nos rodea, mayor será nuestra capacidad de desempeñar nuestro
papel de un modo armónico.
Escucharé
la música del día de hoy.
Me
pondré a tono y seguiré el ritmo.
Soy
necesaria para la belleza del corazón
28
de agosto, El lenguaje del adiós de Melody Beattie
Di
Gracias por lo cotidiano
No
pases por alto la maravilla de lo cotidiano.
Lo
extraordinario, lo sorprendente, lo fenomenal es lo que se ensalza diariamente,
ya sea en las películas, en las noticias o en la televisión. Nos hacemos
adictos al drama. Las únicas cosas que captan nuestra atención son las
monumentales, las catastróficas, los acontecimientos que te sobrecogen, echa una
mirada de cerca de tu vida, a tu mundo cotidiano y a las personas y actividades
que lo componen. Si de repente te lo quitaran, ¿qué echarías de menos? ¿Qué
vistas, qué sonidos, qué olores? ¿Echarías de menos la vista desde la ventana
de tu cocina? Si nunca más volvieras a ver esa panorámica, ¿te acordarías con
nostálgica reminiscencia de ella, que era, y cuánto te confortaba en tu día a
día esa vista familiar?
¿Qué
me dices de esos juguetes que están esparcidos por todas partes, o del bebé que
está llorando porque tiene hambre o este húmedo? ¿Qué me dices de los sonidos
de la ciudad en la que vives, cuando empiezan a surgir cada mañana? ¿O del
aroma del cuerpo de un pequeñín, después del baño? ¿O de lo aterido que llega
después de jugar en la nieve?
¿Qué
me dices de la forma como se sonríe tu compañero? ¿O de esa tontería que suele
decir siempre y que no tiene ninguna gracia, pero que él cree que sí y por eso
tú te ríes?
Mira
de cerca lo cotidiano que hay en tu vida. Al mostrar gratitud por ello, no te
olvides de expresar también agradecimiento limpio y puro por la belleza que
tiene lo cotidiano, dándolo por conocido. El sol sale y se pone; las estaciones
llegan y se van; pero nos olvidamos de lo bello y sensacional que, en realidad,
es lo familiar.
Dios
gracias por cada detalle de mi mundo cotidiano.
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