Meditaciones 19 de agosto

 

19 de agosto, La meditación para las Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood:

No podemos comenzar a salir del pozo si antes no hemos tocado fondo.

 


OCTAVA TRADICIÓN

Codependientes Anónimos nunca tendrá carácter profesional, pero nuestros centros de servicios pueden contratar a personal especializado.

Si algunos de nuestros servidores de confianza llevan a cabo una vida profesional, éstos tienen la obligación de establecer una separación, manteniendo su servicio en el programa separado de su profesión.

Libro verde de CoDa

19 de agosto

Meditaciones para mujeres que hacen demasiado, Anne Wilson Schaef

Agotamiento

Yo me sirvo de la adicción a la comida y a la cafeína para seguir adelante cuando estoy demasiado cansada para hacer el trabajo o cumplir los plazos.

Anónimo

Nadie tiene sólo una adicción. Las adicciones vienen en racimos. Frecuentemente utilizamos una adicción para apoyar o enmascarar a otra. Cuando nuestro cuerpo está cansado de trabajar demasiado, utilizamos las sustancias químicas o la comida para seguir adelante.

Cuando estamos demasiado alteradas para recostarnos y descansar, tras haber cumplido un plazo, nos servimos de la comida, del alcohol o de recetas médicas para calmarnos.

Incluso hemos utilizado actividades positivas para apoyar nuestro atareamiento y nuestra adicción al trabajo.

El ejercicio es bueno para nosotras. Desgraciadamente, cuando lo hacemos de una manera frenética o cuando lo utilizamos para lograr que nuestros cuerpos estén más saludables para poder trabajar más, algo positivo se ha convertido en parte del problema. Podemos utilizar cualquier cosa para «proteger nuestra dosis» y permitirnos permanecer en nuestra adicción.

No es lo que hago, sino la manera de hacerlo, lo que al final acaba atrapándome.

19 de agosto, El lenguaje del adiós de Melody Beattie

Deja ir la vergüenza

La vergüenza es ese sentimiento oscuro, poderoso, que nos detiene.

Si, la vergüenza puede impedir que actuemos apropiadamente. Pero muchos de nosotros hemos aprendido a unir la vergüenza con las conductas sanas que son las que más nos convienen.

En las familias disfuncionales se puede asociar la vergüenza a conductas sanas, tales como hablar acerca de los sentimientos, tomar alternativas, cuidar de nosotros mismos, divertirse, tener éxito, o incluso sentirnos bien con nosotros mismos.

Se puede haber asociado la vergüenza al hecho de pedir lo que queremos y necesitamos, a comunicarnos directa y honestamente, y a dar y recibir amor.

A veces, la vergüenza se disfraza de miedo, indignación, indiferencia, o de una necesidad de correr a escondernos, escribió Stephanie. E.

Pero si la sentimos oscura y nos hace sentirnos mal acerca de quiénes somos, probablemente sea vergüenza.

En la recuperación estamos, aprendiendo a identificar la vergüenza.

Cuando podamos reconocerla, podremos empezar a dejarla ir. Podemos amarnos y aceptarnos a nosotros mismos, empezando ahora.

Y tenemos derecho a ser, a estar aquí, a ser lo que somos. Y nunca tenemos por qué dejar a la vergüenza que nos diga otra cosa.

Hoy atacaré y conquistaré la vergüenza en mi vida.

19 de agosto, Meditación Diaria para Mujeres, libro: Cada día un nuevo comienzo:

Una cosa es tener una crisis y actuar al respecto, y otra es vivir en una crisis perpetua.

Barbara Grizzuti Harrison.

Para muchas de nosotras exagerar los aspectos negativos de nuestra vida es una conducta habitual. Y decidimos mantener esa obsesión. Sin embargo, podemos detenerla en cualquier momento. Podemos desprendernos de cualquier situación que no podamos controlar, dejársela a Dios y quedarnos libres para buscar las posibilidades de ser felices.

Quizás podamos aprender a aceptar una situación difícil, en primer lugar, como una oportunidad de crecimiento, pero también como una oportunidad de permitir que Dios trabaje en nuestra vida. Cuando dejamos nuestros problemas en las manos de Dios para que Él encuentre la solución estamos aprendiendo a confiar. Si tenemos paciencia veremos cómo se resuelven adecuadamente y la próxima vez nos será más fácil recurrir a Él.

El número y la intensidad de las crisis disminuirá en proporción directa a la colaboración que establezcamos con nuestro poder superior. Cuanto más dependamos de ese poder para obtener todas las respuestas y todas las instrucciones, mayor será nuestro consuelo en cualquier situación.

Si dejamos que Dios maneje nuestra vida la serenidad es el regalo que vamos a recibir. Ninguna crisis tiene por qué preocuparnos. La solución está sólo a una oración de distancia.

Hoy actuaré contra cualquier crisis que se me presente. Recurriré a Dios. Toda la crisis es una invitación a la serenidad.

 

Comentarios