Meditaciones 23 de diciembre

 

 

23 de diciembre,

La meditación para las Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood:

Acepta que las recaídas, en el caso de las relaciones adictivas, son inevitables, y al principio son descorazonadoramente frecuentes. Cada día que no hacemos nada relacionado con la adicción a una relación afectiva es un don que no tiene precio y un logro espléndido.


 

DUODÉCIMA TRADICIÓN

El anonimato es la base espiritual de todas las tradiciones, y nos recuerda que debemos anteponer los principios a las personalidades.

Ahora recuerdo que todo el mundo tiene derecho a tener su propia opinión.

Libro verde de CoDa

 

23 de diciembre,

Meditaciones para mujeres que hacen demasiado, Anne Wilson Schaef

Miedo/Control

El miedo tiene olor, lo mismo que lo tiene el amor.

Margaret Atwood

El estómago se encoge, las palmas empiezan a sudar, cada vez nos es más difícil concentrarnos, los brazos y las manos nos cosquillean, sentimos ansiedad sobre nuestra apariencia o por dar la respuesta acertada... todas conocemos bien los síntomas del miedo.

Desgraciadamente, la vida de la mujer que hace demasiado está controlada por el miedo. ¿Y si no somos suficientemente buenas? El miedo y nuestro espejismo de control están íntimamente relacionados. Es cuando creemos que podemos controlar el resultado y las respuestas de los demás cuando nos ponemos a temblar. Nuestra preocupación es una forma de control previo.

Cuando reconozco mi miedo y lo transfiero hacia un poder que está más allá de mí, puedo acabar mi trabajo y además queda bien hecho.

23 de diciembre,

Meditación Diaria para Mujeres, libro: Cada día un nuevo comienzo:

Si la acción no da frutos, obtén más información; si la información no da frutos, duérmete.

Ursula K. LeGuin

En ocasiones necesitamos apartarnos de lo que nos preocupa. Debemos dejarlo en manos de Dios, como dice el Tercer Paso. Si nos aferramos a una situación cuya solución no podemos hallar de inmediato, lo único que hacemos es exagerarla. Con frecuencia se dice que todo problema lleva en sí mismo su propia solución. Sin embargo, al darle vueltas en nuestra mente una y otra vez nos concentramos en su apariencia exterior y no en la solución interna.

El descanso y la meditación hacen que dejemos de atender otros asuntos o a otras personas y abren el camino para que Dios nos revele la solución. Todo problema puede ser resuelto y ninguna respuesta permanece oculta durante mucho tiempo. Sin embargo, debemos abrirnos a ella. Debemos apartarnos de nuestro ego y del problema y escuchar plenamente lo que nos dicen nuestros amigos y nuestro corazón. Si pensamos demasiado y analizamos innecesariamente, sólo haremos que el problema siga siendo un problema.

Descansaré de mis pensamientos.

Dedicaré toda mi atención al presente.

En él encontraré la solución cuando menos lo espere.

23 de diciembre,

El lenguaje del adiós de Melody Beattie

Recuerdos de Navidad

Un año, cuando era niña, mi padre se emborrachó y se puso violento en Navidad. Yo acababa de desenvolver un regalo, una loción de crema para las manos, cuando él explotó con la rabia del alcohólico. Nuestra Navidad se interrumpió. Fue terrible. Fue atemorizador para toda la familia. Ahora, treinta y cinco años después, cada vez que huelo crema para las manos, inmediatamente experimento todos los sentimientos que viví entonces: el miedo, la decepción, el dolor de corazón, la impotencia y un deseo instintivo de controlar.

Anónimo

Hay muchos recuerdos positivos que nos hacen rememorar la Navidad: la nieve, la decoración, los villancicos, los paquetes envueltos, el nacimiento, medias que cuelgan de la chimenea. Estos recuerdos pueden evocar en nosotros sentimientos cálidos de nostalgia de la celebración de la Navidad.

Nuestra mente es como una poderosa computadora. Relaciona la vista, el sonido, el olfato, el tacto y el gusto con sentimientos, pensamientos y recuerdos. Vincula nuestros sentidos, y nosotros recordamos.

A veces, el incidente más inocuo, más pequeño, puede hacer que se disparen recuerdos. No todos nuestros recuerdos son placenteros, especialmente si crecimos en un ambiente alcohólico, disfuncional.

Podemos no comprender por qué súbitamente nos sentimos atemorizados, deprimidos, ansiosos. Podemos no entender qué ha disparado nuestras conductas codependientes para hacer frente a este entorno, la baja autoestima, la necesidad de controlar, la necesidad de descuidarnos a nosotros mismos. Cuando eso suceda, necesitamos entender que algún evento inocuo puede estar disparando memorias que están grabadas profundamente en nuestro interior.

Si hay algo, inclusive algo que no comprendemos, que dispare recuerdos dolorosos, podemos volver a ponernos en el presente cuidando de nosotros mismos: reconociendo nuestros sentimientos, desapegándonos, trabajando los Pasos y afirmándonos a nosotros mismos. Podemos tomar acción para sentirnos bien. Podemos ayudarnos a sentirnos mejor cada Navidad. No importa qué haya ocurrido en el pasado, podemos poner eso en perspectiva y crear hoy unas fiestas más placenteras.

Hoy trabajaré suavemente con mis recuerdos en esta temporada de fiestas. Aceptaré mis sentimientos, aunque los considere distintos a los que están experimentando los demás estas fiestas. Dios mío, ayúdame a curarme, a liberarme y a dejar ir esos recuerdos dolorosos en relación con las festividades. Ayúdame a terminar mis asuntos con el pasado para que pueda crear unas festividades a mi gusto.

 

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