Meditaciones 16 de diciembre

 

 

16 de diciembre, La meditación para las Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood:

Si comenzamos a recuperarnos no tenemos nada que perder. Hemos estado soportando alarmantes niveles de sufrimiento sin perspectiva de alivio, a menos que cambiemos. Lo que nos retiene es el miedo, miedo a lo desconocido.

No permitas que ese miedo a abandonar lo que siempre has sabido que te hace daño te impida lograr tu metamorfosis hacia un estado más saludable y superior de verdadero amor por ti misma.


 

DUODÉCIMA TRADICIÓN

El anonimato es la base espiritual de todas las tradiciones, y nos recuerda que debemos anteponer los principios a las personalidades.

Con el límite del anonimato, se nos recuerda que nos unimos con un objetivo primordial: llevar el mensaje a los codependientes que aún están sufriendo.

Libro verde de CoDa


16 de diciembre

Meditaciones de mujeres que hacen demasiado Anne Wilson Schaef

Fiestas/Frenesí

Fiestas y frenesí no son necesariamente sinónimos.

Anne Wilson Schaef

Vemos venir el periodo de vacaciones e inmediatamente nos sentimos agotadas y sobrepasadas. Tenemos que hacer nuestro trabajo habitual de cada día, y además ir de compras a por regalos, decorar la casa, hacer los postres extraordinarios de las fiestas, atender los compromisos sociales y parecer en buena forma. Para algunas de nosotras, las «felices fiestas» se convierten en una época para agotarnos. Como mujeres que hacemos demasiado, hemos llegado a estar aterrorizadas del periodo de fiestas.

Éste es un buen año para detenernos, hacer balance y ver qué es lo realmente importante para nosotras en esas fechas. Tal vez amemos las tradiciones. ¿Cuáles pueden continuarse y ser saludables? Quizá podamos intentar pedir ayuda y dejar de intentar de hacerlo todo por nosotras mismas. En esta época tenemos la oportunidad de dejarnos sentir el significado de la paz—paz por dentro y con el mundo.

Vivir sanamente el periodo de fiestas es parte de mi proceso de curación. Esta vez tengo la oportunidad.

¡Hurra!

16 de diciembre, El lenguaje del adiós de Melody Beattie

Cuidemos de nosotros emocionalmente

¿Qué significa cuidar de mí mismos emocionalmente? Reconozco cuando me siento enojado y acepto ese sentimiento sin vergüenza y sin culpa.

Reconozco cuando me siento lastimado y acepto esos sentimientos sin intentar castigar a la fuente de mi dolor. Reconozco que tengo miedo cuando se me presenta esa emoción. Me permito sentir felicidad, alegría y amor cuando esas emociones están a mi disposición. Cuidar de mí mismo significa que he tomado la decisión de que está bien experimentar sentimientos.

Cuidar de mis emociones significa que me permita a mí mismo quedarme con el sentimiento hasta que sea el momento de liberarlo y de proseguir con el que sigue. Reconozco que algunas veces mis sentimientos me pueden ayudar a ver la realidad, pero a veces son engañosos. Son importantes, pero no tengo que dejar que me controlen. Puedo sentir y pensar también.

Hablo con la gente acerca de mis sentimientos cuando eso es apropiado y seguro. Busco ayuda o guía si me quedo atorado en una emoción en particular. Estoy abierto a las lecciones que mis emociones estén tratando de darme. Después que siento, acepto y libero el sentimiento, me pregunto a mí mismo qué quiero o qué necesito hacer para cuidar de mí mismo. Cuidar de mí mismo emocionalmente significa que valoro, que atesoro, que exploro y que aprecio mi parte emocional.

Hoy cuidaré de mí mismo emocionalmente. Estaré abierto y aceptaré mi parte emocional y la de las otras personas. Me esforzaré por lograr el equilibrio combinando las emociones con la razón, pero no permitiré que el intelecto desplace mi parte emocional.

16 de diciembre, Meditación Diaria para Mujeres, libro: Cada día un nuevo comienzo:

Tener a alguien que haga resaltar los colores de la vida y cuya presencia ofrezca tranquilidad y contento enriquece a mí ser y me hace agradecer la oportunidad de compartir.

Kathleen Tierney Crilly

La soledad y el aislamiento son algo sobradamente conocido para la mayoría de nosotras. Con frecuencia ocultábamos nuestras inseguridades escondiéndonos, creyendo que sobreviviríamos si los demás ignoraban quiénes éramos realmente. Pero descubrimos que nuestras inseguridades se multiplicaban. El remedio es la gente, hablar con ella y exponerle nuestras inseguridades, arriesgándonos, arriesgándonos y arriesgándonos.

Compartir nuestra vulnerabilidad mutua nos ayuda a darnos cuenta de cuán semejantes somos. Vemos que la limitación que más odiamos no es única, y ello nos produce alivio. Cuando estamos aisladas es fácil sentirnos completamente avergonzadas. El hecho de escuchar que otra mujer nos diga: “Te comprendo yo misma también estoy luchando con los celos” alivia nuestra vergüenza, nuestro miedo y la carga que comportar. El programa nos ha enseñado que los secretos nos enferman y, cuanto más los protejamos, mayores son nuestras luchas.

Si compartimos voluntariamente nuestras vidas el programa nos promete satisfacción, serenidad y logros. Cada día podemos aligerar nuestras cargas o ayudar a otra persona a hacerlo.

Hoy estaré alerta ante las necesidades de los demás.

Me arriesgaré a compartir y generaré tranquilidad.

Comentarios