Meditaciones 31 de julio
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31 de julio, La meditación para las Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood:
Aquellos que comparten con nosotras el camino hacia la recuperación pueden, como ninguna otra persona, reconocer y aplaudir nuestros progresos.
SÉPTIMA TRADICIÓN
Cada grupo debe ser autónomo económicamente. Nos
negamos a recibir contribuciones exteriores
¿Soy autónoma en mi vida personal? Si no, ¿qué puedo hacer para llegar a
ser más autónoma?
Libro verde de CoDA
31 de julio
Meditaciones para mujeres que hacen demasiado,
Anne Wilson Schaef
Felicidad/Depresión
Siendo
niña... pensaba que el éxito reflejaba la felicidad.
Estaba
equivocada; la felicidad es como una mariposa que aparece y nos deleita durante
un breve instante, pero muy rápidamente se desvanece.
Anna Pavlova
No hay
diferencia entre felicidad y depresión. Ambas tienen el mismo proceso. Sólo el
contenido es diferente.
Ambas van y
vienen. La mayor diferencia entre las dos es lo que hacemos con ellas.
Siempre
estamos buscando la felicidad. Cuando la vemos venir decimos: «Oh, ven aquí, te
he visto. Permanece conmigo para siempre.» La felicidad se ríe y dice: «Oh,
ella me ha visto, ahora me puedo ir.» Y se va.
En cuanto a
la depresión, la vemos venir y decimos:
«Vete, no te
quiero conmigo.» Y la depresión saluda y dice: «Aquí estoy de nuevo. Voy a
crecer cada vez más, hasta que ella me oiga y aprenda lo que tengo que
enseñarle.»
Así pues,
nos da un golpecito en el hombro y dice: «Por aquí, por aquí», hasta que capta
nuestra atención.
Entonces se
va.
Tanto la
felicidad como la depresión tienen algo que enseñarnos. Ambas vienen y se van.
Ambas volverán.
Es nuestra
respuesta y la apertura a aprender de ambas lo que marca la diferencia.
Mi felicidad es un regalo. Mi depresión es un
regalo.
Ambas son como mariposas en mi vida.
31 de julio, Meditación Diaria para Mujeres,
libro: Cada día un nuevo comienzo:
El amor no
permanece inmóvil como una piedra, sino que debe ser elaborado como un
ladrillo; debe ser reconstruido y renovado todo el tiempo.
Ursula K. LeGuin
Nos encanta
ser amadas; nos encanta ser abrazadas; nos encanta ser acariciadas. También nos
encanta mostrar nuestro aprecio. Y nos encanta saber que hemos sido escuchadas.
Los amigos, las parejas, los hijos que forman parte de nuestra vida desean lo
mismo de nosotras. El amor necesita atención como un jardín necesita agua, sol
y limpieza para crecer. Para convertirnos en mujeres plenas y sanas necesitamos
una delicada alimentación. Y también necesitamos dar lo que recibimos. Aquellos
a quienes alimentemos favorecerán nuestro crecimiento.
El amor es
dinámico y no estático. Cambia permanentemente y transforma siempre aquello a
lo que rodea. Desde que ingresamos a este programa, en el que el hecho de
compartirnos a nosotras mismas y de expresar abiertamente nuestro amor es
profundamente evidente, todas hemos cambiado. Y nuestra presencia ha
transformado a las demás. Hemos aprendido a dar y recibir amor. Pero lo mejor
es que hemos aprendido que merecemos ser amadas.
Hoy miraré a las personas que me rodean y
recordaré que mi crecimiento y el de ellas depende de amar y ser amadas.
Tenderé mis manos. Puedo construir de nuevo el
amor.
31 de julio, El lenguaje del adiós de Melody
Beattie
Dejemos ir lo que queremos
Para
aquellos de nosotros que hemos sobrevivido controlando y sometiéndonos, dejar
ir puede no resultar fácil.
Más allá de la codependencia.
En la
recuperación aprendemos que es importante identificar lo que queremos y
necesitamos. ¿Con qué nos deja este concepto? Con un paquete grande pero
claramente identificado de deseos y necesidades que actualmente no están
satisfechos. Nos hemos arriesgado a dejar de negar y a empezar a aceptar lo que
queremos y necesitamos. El problema es que ahí están, insatisfechos, los deseos
y necesidades. Esta posición puede ser frustrante, dolorosa, enojosa y, a
veces, productora de obsesión.
Después de
identificar nuestras necesidades hay un siguiente paso a seguir para satisfacer
nuestros deseos y necesidades. Este paso es una de las ironías de la
recuperación. El siguiente paso es dejar ir nuestros deseos y necesidades
después de que hemos seguido pasos concienzudos para identificarlos. Los
dejamos ir, renunciamos a ellos, a nivel mental, emocional, espiritual y
físico. A veces, esto significa que necesitamos renunciar. No siempre es fácil
llegar a este lugar, pero generalmente es a donde necesitamos llegar.
Con qué
frecuencia he negado un deseo o una necesidad, y luego he seguido los pasos
para identificar mis necesidades, sólo para sentirme enojada, frustrada y
desafiada porque no tengo lo que quiero y no sé cómo conseguirlo. Si entonces
me embarco en un plan para controlar o influir en la consecución de ese deseo o
necesidad, por lo general empeoró las cosas. Buscar, tratar de controlar el
proceso, no funciona. He aprendido, para mi consternación, a dejarlos ir.
A veces
tengo que llegar al punto de decir: "No lo quiero. Me doy cuenta de que es
importante para mí, pero que no puedo controlar el hecho de obtenerlo en mi
vida. Ahora, ya no me importa si lo tengo o no. Voy a ser absolutamente feliz
sin eso y sin ninguna esperanza de conseguirlo, porque estar con la esperanza
de conseguirlo, me está volviendo loca, cuanta más esperanza tengo de
conseguirlo y trato de hacerlo más frustrada me siento porque no lo estoy
consiguiendo".
No sé por
qué este proceso funciona de esta manera. Lo único que sé es cómo me funciona a
mí. No he encontrado otra alternativa al proceso de dejar ir. A menudo podemos
obtener lo que deseamos y necesitamos, o algo mejor. Dejarlo ir es parte de lo
que hacemos para conseguirlo.
Hoy lucharé por dejar ir esos deseos y necesidades
que me están provocando frustración. Los pondré en mi lista de metas y luego
lucharé por dejarlos ir. Confiaré en que Dios traerá a mí los deseos de mi
corazón, en el tiempo que Dios quiera y a su manera.
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