Meditaciones 15 de julio
☲☲☲
15 de julio, La meditación para las Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood:
Generalmente, el miedo principal de los hombres es el de verse asfixiados, y el de las mujeres, ser abandonadas.
SÉPTIMA TRADICIÓN
Cada grupo debe ser autónomo económicamente. Nos
negamos a recibir contribuciones exteriores
Todos los servicios, a cualquier nivel, son iguales. Por ejemplo, llevar
el servicio de literatura en tu reunión local es tan importante como ser
presidente de una reunión nacional
Libro verde de CoDA
15 de julio
Meditaciones para mujeres que hacen demasiado,
Anne Wilson Schaef
Creatividad
Por lo menos
se cumplieron dos requisitos: la tranquilidad y un estiramiento ininterrumpido
del tiempo para que la mente pudiese continuar funcionando y acomodar según sus
propias variaciones cualquier acontecimiento, catástrofe o idea que se
presentaba ante ella.
Norma Jean Harris (Sheila Ballantyne)
Suena muy
simple: sólo dos requisitos para que la creatividad encuentre su vía.
Tranquilidad
—la palabra suena familiar—. Apenas podemos recordar momentos de tranquilidad.
¿O fueron en los momentos en que estábamos durmiendo?
Un
estiramiento ininterrumpido del tiempo... tiempo simplemente para nosotras
mismas sin agenda, ni plazos, ni necesidades de los demás imponiéndosenos.
Añoramos la
tranquilidad y el tiempo sin interrupción.
Sin ambos
requisitos la recuperación no es posible.
El contacto
con nuestro Poder Superior es imposible sin ambos.
Nadie va a procurarme un tiempo de tranquilidad.
Tengo que procurármelo por mí misma.
15 de julio, Meditación Diaria para Mujeres,
libro: Cada día un nuevo comienzo:
Si puedo
impedir que un corazón se destroce, no habré vivido en vano; si puedo aliviar
el dolor de una vida, mitigar una pena o ayudar a un pequeño petirrojo a volver
a su nido, no habré vivido en vano.
Emily Dickinson
El don de la
mutua atención consiste en transmitir el amor de Dios. Para sentir amor debemos
darlo. Conoceremos el amor en cuanto lo brindemos.
Nuestro
apego al mundo, el sentimiento de pertenencia que la mayoría de nosotras
anhelaba en los muchos años que precedieron a nuestra recuperación, nos espera
y se nos da, aunque nosotras estemos buscando a alguien más. Cuando hacemos ver
a las demás que no están solas, nosotras mismas dejamos de estar solas,
asustadas y alienadas. Somos capaces de sanarnos unas a otras. El programa nos
abre el camino a la salud.
Todos los
días, cada una de nosotras puede aliviar el dolor de una amiga, de un compañero
de trabajo o de un hijo. La belleza del programa, la belleza del plan que Dios
ha establecido para todas nosotras, consiste en que, cuando aliviamos el dolor
de otra persona, mitigamos también el nuestro. El amor es un bálsamo. Amar a
los demás confiere un propósito a nuestras vidas.
Si aprecio la presencia de otra persona no viviré
un solo día en vano.
15 de julio, El lenguaje del adiós de Melody
Beattie
Botones familiares
Tenía
treinta y cinco años la primera vez que le contesté a mi madre y me rehusé a
caer en sus juegos y en su manipulación. Estaba terriblemente asustada y casi
no podía creer que yo estuviera haciendo esto. Encontré que no tenía que ser
malvada. No tenía que empezar una discusión, pero podía decir lo que quería y
necesitaba decir para cuidar de mí misma. Aprendí que podía amarme y honrarme a
mí misma, y seguir preocupándome de mi madre -en la forma como yo quería- no en
la forma como ella quería que lo hiciera.
Anónimo.
¿Quién sabe
mejor cómo presionar nuestros botones que los miembros de la familia? ¿A quién,
aparte de los familiares, le damos tal poder?
No importa
por cuánto tiempo hayan estado en recuperación nuestros familiares, las
relaciones con miembros de la familia pueden ser provocadoras.
Una
conversación telefónica nos puede arrojar a un torbellino emocional y
psicológico que dure horas o días.
A veces, las
cosas se ponen peor cuando empezamos la recuperación porque nos hacemos aún más
conscientes de nuestras reacciones y de nuestro malestar. Eso es incómodo, pero
bueno. Al comenzar este proceso de concienciación y de aceptación cambiamos,
crecemos y nos curamos.
Este proceso
de desapegarnos con amor de nuestros familiares puede llevar años. Lo mismo el
proceso de aprender a reaccionar de una manera más efectiva. No podemos
controlar lo que hacen o tratan de hacer ellos, pero nosotros podemos ganar
cierto sentido de control acerca de cómo elegimos reaccionar. Dejar de tratar
de hacerlos actuar o tratarnos diferente.
Desengancharnos
de su sistema rehusándonos a tratar de cambiarlos o de influir sobre ellos.
Sus
patrones, especialmente sus patrones con nosotros son asuntos suyos. Cómo
reaccionemos, o cómo permitamos que estos patrones influyan sobre nosotros, es
asunto nuestro. Cómo cuidemos de nosotros mismos es asunto nuestro.
Podemos amar
a nuestra familia y, aun así, rehusarnos a meternos en sus asuntos. Podemos
amar a nuestra familia, pero rechazar sus esfuerzos por manipularnos,
controlarnos o producir en nosotros sentimientos de culpa.
Podemos
cuidar de nosotros mismos con nuestros familiares sin sentirnos culpables.
Podemos aprender a ser asertivos con miembros de la familia sin ser agresivos.
Podemos fijar los límites que necesitemos y queremos establecer con nuestros
familiares sin ser desleales a la familia.
Podemos
aprender a amar a nuestra familia sin perder el amor y el respeto hacia
nosotros mismos.
Hoy, ayúdame a empezar a practicar el cuidado de
mí mismo con mis familiares. Ayúdame a saber que no tengo por qué permitir que
sus asuntos controlen mi vida, mi día o mis sentimientos. Ayúdame a saber que
está bien que tenga determinados sentimientos hacia los miembros de la familia,
sin culpa o vergüenza.
Comentarios
Publicar un comentario