Meditaciones 9 de noviembre

 

9 de noviembre,

La meditación para las Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood:

El hecho de que los hombres que más nos atraen son aquellos que más ayuda parecen necesitar se explica si comprendemos que el origen de la atracción es nuestro propio deseo de ser amadas y ayudadas.

 


Los abusadores se sienten con derechos

Un abusador cree tener el derecho de dominarte y controlarte. Es arrogante y cree que «él sabe más». En el fondo, es extremadamente inseguro y lo compensa haciéndote sentir menos con un aire de superioridad de manera constante. Su ego es débil y está subdesarrollado. Si fuera más seguro, podría existir de forma independiente y no trataría de estar constantemente obteniendo poder. No trataría de controlarte, sino que tendría la capacidad de reconocer que tú eres un ser independiente, con tus propias necesidades y digna de respeto. No obstante, en lugar de ello, su ego frágil ve tu autonomía como una amenaza y cree que es su deber minimizarte. Piensa que tiene el derecho de sobajarte y se siente completamente justificado para hacerlo. Esto lo hace sentir más grande e importante y, así, no tiene que enfrentar el verdadero problema, que son sus propios sentimientos de inferioridad.




9 de noviembre

Meditaciones para mujeres que hacen demasiado, Anne Wilson Schaef

Reiteración / Obstinación

No es verdad que la vida sea una maldita cosa detrás de la otra... es la misma maldita cosa una y otra vez.

Edna st. Vincent Millay

Nuestro proceso interno nos proporciona todas las oportunidades que necesitamos para aprender. Nuestro ser interno es muy conservador: siempre continúa reciclando nuestra porquería, y reciclando y reciclando.

Si no aprendemos la lección a la primera, se nos da otra oportunidad... y otra... y otra. La vida nos da todas las oportunidades de «trabajar» todo lo que tenemos que «trabajarnos».

Desgraciadamente, cada oportunidad de aprender y de reciclar llega con más y más fuerza. La intensidad de la fuerza con la que tenemos que ser golpeadas es proporcional a nuestro rechazo, nuestra obstinación y nuestro espejismo de control. La vida repetirá en ciclos la misma maldita cosa una y otra vez, hasta que aprendemos la lección.

Estoy contenta de que mi proceso se reitere dentro de mí. A veces soy una persona lenta en aprender.

9 de noviembre, Meditación Diaria para Mujeres, libro: Cada día un nuevo comienzo:

En cualquier viaje debemos averiguar dónde estamos antes de plantear el siguiente paso.

Kathy Boevnik

Todos los aspectos de nuestra vida son un viaje hacia un destino que se ajusta a nuestro propósito, a nuestros dones especiales y a nuestras necesidades particulares como mujeres. Cada día aporta a nuestro recorrido, acercándonos a nuestro destino. Sin embargo, con frecuencia viajamos en círculos. Nuestros deseos egoístas y la intrusión de nuestro ego controlador nos mantienen varadas o emboscadas.

Reflexionemos acerca del camino que hemos recorrido hacia nuestro destino y de los pasos que hemos dado, Los cuales han contribuido inconscientemente a nuestro viaje. Los pasos que nos han resultado más fáciles han sido aquellos que dimos en compañía de Dios. Nuestro camino está perfectamente trazado en la mente divina.

Estamos justamente donde necesitamos estar el día de hoy. Las experiencias que afrontemos son sólo los puntos del mapa de nuestra vida. Algunos de ellos son áreas de descanso, mientras que otros se asemejan a las autoridades de alta velocidad. El viaje a nuestro destino no siempre es tranquilo, pero cuanto más dejemos que Dios ocupe el asiento del piloto, más fácil será nuestra jornada.

Hoy planearé mi viaje con la ayuda de Dios y mi tránsito será tranquilo.

9 de noviembre,

El lenguaje del adiós de Melody Beattie

Aceptamos el amor

Muchos de nosotros hemos trabajado demasiado para hacer que las relaciones funcionen; algunas veces esas relaciones no tenían oportunidad porque la otra persona no estaba disponible o se rehusó a participar.

Para compensar la falta de disponibilidad de la otra persona trabajamos demasiado duro. Podemos haber hecho todo el trabajo o la mayor parte. Esto podrá enmascarar la situación por un rato, pero por lo general nos cansamos. Luego, cuando dejamos de hacer todo el trabajo, nos damos cuenta de que no hay relación, o ya estamos tan cansados que no nos importa. Hacer uno todo el trabajo en una relación no es amar, dar o tener interés. Es una conducta auto derrotista y contraproducente para la relación. Crea la ilusión de una relación cuando de hecho puede no haber ninguna. Le permite a la otra persona ser irresponsable acerca de la parte que le toca. Como eso no satisface nuestras necesidades, finalmente nos sentimos victimados.

En nuestras mejores relaciones, todos tenemos periodos temporales en los que una persona participa más que la otra. Esto es normal. Pero cuando es una manera permanente de participar en las relaciones, nos deja sintiéndonos cansados, desgastados, necesitados y enojados.

Podemos aprender a participar en una cantidad razonable y luego dejar que la relación encuentre su propia vida. ¿Somos nosotros los que siempre llamamos? ¿Somos los que siempre iniciamos? ¿Somos los únicos que damos? ¿Somos el que hablamos de los sentimientos y se esfuerza por lograr la intimidad?

¿Somos el único que espera, que tiene esperanzas, que trabaja? Podemos dejarlo ir. Si la relación se va a dar, se dará y se convertirá en lo que estaba destinada a convertirse. No ayudamos a ese proceso tratando de controlarlo. No nos ayudamos a nosotros mismos, a la otra persona o a la relación tratando de forzarla o haciendo todo el trabajo.

Déjala estar. Espera y ve. Deja de preocuparte por hacer que ésta se dé. Ve qué sucede y esfuérzate en comprender si eso es lo que quieres.

Hoy dejaré de hacer todo el trabajo en mis relaciones. Me daré a mí mismo y a la otra persona la facultad de exigir que ambos participemos. Aceptaré el nivel natural que alcancen mis relaciones cuando yo haga mi parte y le permita a la otra persona elegir la suya.

Puedo confiar en que mis relaciones alcanzarán su propio nivel. Yo no tengo que hacer todo el trabajo; lo único que necesito es hacer la parte que me toca.


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