Meditaciones 2 de noviembre
🌹🌺❀
2 de noviembre,
La meditación para las Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood:
Todos tratamos de negar lo que nos resulta demasiado doloroso y amenazador.
EL
ABUSO ES UN JUEGO PARA EL ABUSADOR
El
abuso es un juego para el abusador y él lo arregla de modo que siempre gane.
Después de escuchar a innumerables mujeres repetir los mismos patrones he
llegado a darme cuenta de que el abuso es, en verdad, un juego para el
abusador. Él pone las reglas y no va a detenerse hasta haber ganado. Todo tiene
que ver con ganar.
Si
pudiera transmitir un solo mensaje, sería que quienes se encuentran en relaciones
abusivas den un paso atrás y observen los patrones de la relación de forma
objetiva. La mayoría de nosotras queremos mirar el problema que tenemos delante
y buscar algún tipo de solución. Si surge un problema queremos arreglarlo de la
mejor forma posible y luego seguir adelante. Si se presenta una oportunidad,
queremos explorarla y avanzar. Hacemos nuestro mejor esfuerzo por construir la
vida que queremos y trabajamos increíblemente duro para hacer lo que creemos
mejor para nosotros y para nuestros hijos. El meollo del asunto es que hacemos
nuestro mejor esfuerzo por hacer lo correcto basándonos en nuestra propia
brújula moral y pensando en los demás. Así no es como piensa un
abusador. Un abusador solo piensa en ganar. Esto significa poder y control, que
son las cosas que más le importan.
Libro, Si Él
es tan bueno ¿por qué me siento tan mal? Avery Neal
2 de noviembre
Meditaciones para mujeres que hacen demasiado, Anne Wilson Schaef
Culpabilidad
Ella
cree que ellos necesitan un postre. Piensa que lo necesitan, porque, de algún
modo, cuando las madres hacen un balance interno de cómo lo están haciendo,
algo les dice que están descuidando alguna cosa. Y el postre es una manera
fácil de compensar este descuido.
Norma Jean Harris (Sheila Ballantyne)
No
tenemos que ser una madre para saber de qué está hablando esta mujer. Con
frecuencia, cuando hacemos un balance interno, sentimos que algo nos falta.
Hemos
sido una decepción para los demás. No «pudimos estar allí» cuando deberíamos
haber estado, y no tuvimos toda la información que deberíamos haber tenido. De
alguna manera hemos fallado, aunque a veces sólo tenemos un vago sentimiento de
este hecho.
Parece
que el sentimiento de culpabilidad es un gen vinculado al género femenino.
Parece que existe un estrecho vínculo entre sentirse culpable y ser mujer.
Cuando
nos sentimos culpables, intentamos subsanar lo que hemos o no hemos hecho.
Sentimos que tenemos que «hacer un postre» para enderezar las cosas.
Tenemos
que compensar una «transgresión», incluso aunque no sepamos cuál es exactamente
la que hemos cometido. Lamentablemente, la técnica que utilizamos para arreglar
las cosas suele ser adictiva y no es buena ni para nosotras ni para la persona
a la que podamos haber fallado.
No puedo utilizar el regalo de una sustancia que produce dependencia
para subsanar algo que creo que no he hecho o que he hecho mal.
2 de noviembre,
Meditación Diaria para Mujeres, libro: Cada día un nuevo comienzo:
El
amor y la esperanza de conseguirlo no son cosas que se puedan aprender, sino
que forman parte de la herencia de la vida.
Maria Montessori
El
amor es un don que hemos recibido de nuestro Creador. El simple hecho de
existir nos hace merecedor. A medida que admitimos cada vez más este hecho,
aumenta nuestra autoestima y nuestra capacidad de amar a los demás.
Antes
de encontrar este programa, la autoestima y la autoevaluación estable no
formaban parte de nuestro legado, y las buscábamos a través de medios que no
nos conducían a ninguna parte. Los Pasos y nuestras relaciones actuales le dan
a nuestra vida la substancia y la orientación que necesitamos para descubrir
nuestro valor.
Si
en nuestra juventud hubiésemos comprendido que éramos amadas, quizás no
hubiésemos experimentado tan intensamente el dolor de la alienación. Siempre
estuvimos a la diestra del Señor, cerca de Él, y nos amaba y cuidaba. Pero no
reconocimos las señales. Ahora, éstas se encuentran por todas partes. Cada paso
es un recordatorio constante. Cada contacto humano es un mensaje divino.
Cualquier deseo que anhelemos hacer realidad es una de las formas en que Dios
nos llama a crecer.
Hoy buscaré los signos de mi benefactor, que están presentes en
todas partes.
2 de noviembre, El lenguaje del adiós de Melody Beattie
El proceso de pena
Experimentando
por completo la pena por nuestras pérdidas es la manera como nos sometemos al
proceso de la vida y de la recuperación. Algunos expertos, como Patrick Carnes,
llaman a los Doce Pasos “un programa para lidiar con nuestras pérdidas, un
programa para lidiar con nuestra pena.” ¿Cómo experimentamos la pena?
Difícilmente. Imperfectamente. Por lo general, con gran cantidad de
resistencia. A menudo con ira y con el intento de negociar. Finalmente,
sometiéndonos al dolor.
El
proceso de pena dice Elisabeth Kubler - Ross, es un proceso de cinco etapas:
negación, ira, regateo, tristeza y, finalmente, aceptación. Así es como
experimentamos la pena; así es como llegamos a aceptar; así es como perdonamos;
así es como respondemos a los muchos cambios que nos da la vida.
Aunque
este proceso de cinco etapas se ve muy nítido sobre el papel, no es así de
claro en la vida real. No lo atravesamos por compartimientos. Por lo general lo
atravesamos dando tumbos, pataleando y gritando, yendo para adelante y hacia
atrás, hasta que alcanzamos ese pacífico estado llamado aceptación.
Cuando
hablamos acerca de “asuntos no resueltos” de nuestro pasado, por lo general nos
estamos refiriendo a las pérdidas que no hemos terminado de penar. Estamos
hablando de que nos hemos quedado atorados en alguna parte dentro del proceso
de pena. Por lo general, en el caso de hijos adultos de alcohólicos y
codependientes, el lugar donde nos hemos quedado atorados es en la negación.
Atravesar la negación es la primera y más peligrosa etapa de proceso de pena,
pero es también el primer paso hacia la aceptación. Podemos aprender a entender
el proceso de pena y cómo se aplica éste a la recuperación. Incluso los cambios
buenos en la recuperación pueden conllevar una pérdida y, en consecuencia, la
pena. Podemos aprender a ayudarnos a nosotros mismos y a los demás
comprendiendo este proceso y familiarizándonos con él. Podemos aprender a
experimentar por completo la pena por nuestras pérdidas, a sentir nuestro
dolor, a aceptar y a perdonar, para que podamos sentir alegría y amor.
Hoy Dios mío, ayúdame a abrirme al proceso de penar por mis
perdidas. Ayúdame a permitirme atravesar el proceso de pena, aceptando todas
las etapas para que pueda lograr paz y aceptación en mi vida. Ayúdame a
aprender a ser amable conmigo mismo y con los demás mientras dura este proceso
tan humano de curación.
Comentarios
Publicar un comentario