Meditaciones 4 de noviembre

 

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4 de noviembre,

La meditación para las Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood:

Aparta tu atención afectiva de la obsesión con un hombre y dirígela hacia tu propia recuperación y tu propia vida.


 

UNDÉCIMA TRADICIÓN

Nuestra política de relaciones públicas se basa

en la atracción y no en la promoción. Debemos

mantener siempre el anonimato personal ante la

prensa, la radio, la televisión y el cine.

La Undécima Tradición da a la Comunidad y a sus

miembros unos límites sobre cómo interactuar con el público.

Libro verde de Coda

Meditaciones para mujeres que hacen demasiado, Anne Wilson Schaef

Control / Recuperación

Sabes que te estás recuperando cuando puedes ir a una reunión familiar y no tienes que enseñar, predicar o dejar literatura.

Karen

Gran parte de nuestra enfermedad consiste en creer que no sólo tenemos las respuestas correctas para nosotras mismas, sino que también las tenemos para otras personas. Esta creencia es tan fuerte en nosotras que realmente creemos que podemos hacer pensar y comportarse a la gente como queremos. Y creemos realmente que es correcto hacerlo, puesto que sabemos qué es lo mejor.

¡Qué arrogantes nos hemos vuelto en nuestro espejismo de control! ¡Qué falta de respeto mostramos a los demás cuando intentamos controlar sus vidas y convencerlos de lo que es mejor para ellos! ¡Cuánto más fácil sería trabajar con la gente en lugar de intentar de imponernos con la «exactitud» de nuestro «tener razón»! El control es mortal para cualquiera.

Recordaré que mi espejismo de control es simplemente eso... un espejismo.

4 de noviembre,

Meditación Diaria para Mujeres, libro: Cada día un nuevo comienzo:

Los comienzos tienden a ser sombríos.

Rachel Carson

Cuando nos embarcamos en una nueva carrera, cuando abrimos una puerta desconocida o cuando iniciamos una relación amorosa, casi nunca podemos ver o anticipar hacia dónde nos conducirá dicha experiencia. Como mucho, podemos ver lo que nos ofrece el día de hoy. Debemos confiar en que seremos conducidas con seguridad a través de las “sombras”.

Para aprovechar esta vida debemos aventurarnos a visitar nuevos lugares, a ponernos en contacto con gente nueva, a intentar nuevas experiencias. Si bien lo nuevo puede provocarnos temor, debemos continuar. Es consolador recordar que nunca damos un solo paso en soledad. Nuestro destino es experimentar muchos nuevos comienzos. Y una de las dimensiones del proceso de crecimiento consiste en confiar en que cada una de esas experiencias nos consolará a su debido tiempo y nos ofrecerá el conocimiento que nuestro yo interno espera. Sin los nuevos comienzos seríamos incapaces de cumplir con el propósito para el cual fuimos creadas.

Ningún nuevo comienzo supera nuestra capacidad de manejarlo. Cada nuevo inicio es necesario para nuestro yo en desarrollo, y nosotras estamos preparadas para lo que venga.

Miraré con alegría mis nuevos comienzos.

Son especiales para lograr el crecimiento

que estoy experimentando.

 4 de noviembre,

El lenguaje del adiós de Melody Beattie

Ira

Sentirse enojado –y, a veces, el acto de culpar- es una parte natural y necesaria de la aceptación de la pérdida y el cambio, de la pena. Podemos permitirnos a nosotros mismos y a los demás enojarnos mientras vamos de la negación a la aceptación.

Mientras llegamos a aceptar la pérdida y el cambio, podremos culparnos a nosotros mismos, a nuestro Poder Superior o a los demás.

La persona podrá tener relación con la pérdida o ser un inocente espectador. Podemos escucharnos decir a nosotros mismos: “Si tan solo él hubiera hecho eso... Si él no hubiera hecho eso... ¿Por qué Dios no hizo las cosas de otra manera?” Sabemos que culpar no ayuda. En la recuperación, las contraseñas son auto responsabilidad y responsabilidad personal, no culpar. En último término, el sometimiento y la auto responsabilidad son los únicos conceptos que nos pueden llevar hacia delante, pero para llegar ahí podemos necesitar darnos permiso de sentirnos enojados y de ocasionalmente incurrir en el reproche. Es útil, al tratar con los demás, recordar que ellos, también, pueden necesitar atravesar su etapa de enojo para lograr la aceptación. No permitir a los demás, o a nosotros mismos, atravesar la ira y el culpar pueden retardar el proceso de pena. Confiemos en nosotros mismos y en el proceso de pena. No nos quedaremos enojados para siempre. Pero podemos necesitar ponernos furiosos un rato mientras indagamos qué hubiera podido ser, para finalmente aceptarlo como es.

Dios mío, ayúdame a aceptar mi ira y la de los demás como una parte normal para lograr la aceptación y la paz. Dentro de ese marco, ayúdame a esforzarme por la responsabilidad personal.

 

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