Meditaciones 21 de noviembre

 

 

21 de noviembre,

La meditación para las Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood:

Asume lo que la realidad es y permítele ser así, sin necesidad de cambiarla. En ella se oculta la felicidad que no proviene de la manipulación de hechos o personas, sino del desarrollo de nuestra paz interior, aun ante los desafíos y dificultades.


 

UNDÉCIMA TRADICIÓN

Nuestra política de relaciones públicas se basa en la atracción y no en la promoción. Debemos mantener siempre el anonimato personal ante la prensa, la radio, la televisión y el cine.

El anonimato personal sustenta un límite para que cada miembro de CoDA permanezca sin identificar a nivel de relaciones públicas.

Libro verde de Coda

21 de noviembre

Meditaciones de Mujeres que hacen demasiado. Anne Wilson Schaef

Tiempo de soledad

Las ocupaciones normales de las mujeres en general van en contra de la vida creativa, contemplativa o de santidad.

Anne Morrow Lindberg

No hay muchas cosas en nuestras vidas que apoyen nuestra creatividad. El trabajo en casa y fuera de casa no conduce generalmente a ningún tipo de enriquecimiento interior que necesita todo ser humano. Cuando aceptamos el sistema de la adicción al trabajo, la competitividad y el estrés de la sociedad dominante, descubrimos que cambiamos, perdiendo muchas de las cualidades que nos eran más preciadas. Nos hemos rebelado contra el trabajo de las mujeres, hemos entrado de cabeza en el trabajo de los hombres. Ahora no sólo tenemos que hacer el trabajo “femenino” sino que tenemos que hacer los dos y trabajar el doble. Descubrimos que nuestros momentos para la creatividad, la contemplación, o incluso la santidad, son pocos y muy espaciados entre sí. Pero necesitamos esos periodos de tiempo y los merecemos.

Intentaré recordar que cuando tomo tiempo para mí misma, tengo mucho más que ofrecerme a mí y que aportar a mi trabajo y a las personas que me rodean.

21 de noviembre,

Meditación Diaria para Mujeres, libro: Cada día un nuevo comienzo:

A medida que la consciencia crece, la necesidad de guardar secretos personales decrece de manera casi proporcional.

Charlotte Painter

Cuando no estamos seguras acerca de nosotras mismas ni de la función que se nos pide desempeñar, nos aferramos a los secretos, secretos acerca de nuestros pensamientos íntimos, de nuestros sueños y aspiraciones, de nuestras temidas ineptitudes.

Dado que tratamos de alcanzar la perfección, que suponemos es algo que podemos lograr – y no nos conformamos con menos en todas nuestras actividades -, nuestro secreto temor a quedarnos cortas nos persigue. Cuanto más nos comprometamos con este programa, más comprendemos la falsedad de esta forma de pensar. Y cuanto más crezca nuestra consciencia, más aceptaremos nuestra fragilidad humana y menos necesitaremos ocultarla. Nuestra salud mental puede medirse según la apertura que ofrezcamos ante el mundo. Los secretos son contrarios a la salud mental y hacen más altas las barreras que nos impiden alcanzarla.

Los Pasos Cuarto y Quinto del programa son los antídotos que nos impiden quedarnos atoradas en un estado mental insano. Ambos nos impulsan a desprendernos de nuestros secretos., liberándonos de su poder. La práctica de los principios del programa nos ofrece el remedio necesario para alcanzar la felicidad que merecemos.

Hoy compartiré un secreto y anularé su poder sobre mí.

21 de noviembre,

El lenguaje del adiós de Melody Beattie

Miedos financieros

Me senté en el coche, viendo el letrero en la puerta de la oficina de víveres: “Cerrado hasta el viernes”. Era miércoles. Tenía dos hijos hambrientos y, yo misma, no tenía dinero.

Apoyé la cabeza sobre el volante. Ya no aguantaba más.

Había sido tan fuerte, tan valiente, tan confiada durante tanto tiempo. Era una madre soltera con dos hijos, recién divorciada.

Había trabajado tan valerosamente por sentirme agradecida de lo que tenía, al tiempo que fijaba metas económicas y trabajaba en creer que merecía lo mejor.

Había soportado tanta pobreza, tanta privación. Diariamente trabajaba el Paso Once. Trabajaba duro rezando para que Dios me diera a conocer Su voluntad sólo para mí y para que me diera la fuerza para cumplirla. Creía que estaba haciendo lo que necesitaba hacer en mi vida. No estaba payaseando. Estaba haciendo mi mejor esfuerzo, estaba trabajando lo más que podía.

Y simplemente no había suficiente dinero. La vida había sido una lucha en muchos sentidos, pero la lucha con el dinero parecía no tener fin.

El dinero no lo es todo, pero se necesita para resolver ciertos problemas. Estaba harta de “dejar ir” y “dejar ir” y “dejar ir”.

Estaba harta de “actuar como si” tuviera suficiente dinero. Estaba cansada de tener que trabajar tan arduamente a diario por dejar ir el dolor y el miedo de no tener lo suficiente. Estaba cansada de trabajar tan duro por ser feliz sin tener lo suficiente. De hecho, la mayor parte del tiempo estaba feliz. Había encontrado mi alma en la pobreza. Pero ahora que ya tenía a mi alma y a mi ser, quería también algo de dinero.

Mientras estaba en el coche tratando de recomponerme, escuché a Dios hablar con esa silenciosa, calmada voz que murmura suavemente a nuestras almas.

 “No tienes que volver a preocuparte por dinero, criatura. No a menos que así lo quieras. Te dije que yo cuidaría de ti. Y lo haré.”

Magnífico, pensé. Muchísimas gracias. Te creo. Confío en Ti. Pero mírame. No tengo dinero. No tengo comida. Y la oficina de víveres (la oficina gubernamental encargada de proveer de comida a la gente sin empleo en Estados Unidos) está cerrada. Me has fallado.

De nuevo escuché Su voz en mi alma: “No tienes que volver a preocuparte por dinero. No tienes por qué tener miedo. Te prometí que cubriría todas tus necesidades”.

Me fui a casa, le llamé a una amiga y le pedí algo de dinero prestado. Detestaba pedir prestado, pero no tenía alternativa.  Mi derrumbamiento en el coche había sido un alivio, pero no resolvió nada, ese día. No había ningún cheque en el buzón.

Pero conseguí comida para ese día. Y para el día siguiente. Y el siguiente. A los seis meses, mis ingresos se habían duplicado. A los nueve meses se habían triplicado. Desde ese día, he tenido épocas difíciles, pero nunca he tenido que pasar sin nada, no más que por un momento.

Ahora tengo suficiente. A veces aún me preocupo por el dinero porque me parece tan habitual. Pero ahora no tengo por qué hacerlo, y sé que nunca tuve que hacerlo.

Dios mío, ayúdame a trabajar duro por lo que creo que está bien para mí en mi vida hoy, y confiaré en Ti para el resto. Ayúdame a dejar ir mis miedos acerca del dinero. Ayúdame a darte a Ti esa parte, Dios mío. Quita los obstáculos y las barreras en mi vida para el éxito económico.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Meditaciones 24 de junio

Meditaciones 9 de abril

Meditaciones 15 de septiembre