Meditaciones 11 de agosto
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11 de agosto, La meditación para las Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood:
Nadie, jamás, debería buscar un terapeuta para otra persona. Cuando tratamos de llevar a terapia a otro, nuestra real motivación es el propio interés, oculto bajo el disfraz de mostrarnos solidarias.
La
fe nos protege de la tormenta
“Sé
que la fe en mi Poder Superior no calmará las tormentas de la vida, pero
calmará mi corazón. Dejaré que mi fe me proteja en tiempos difíciles”.
Sólo
por hoy
La
crisis actual, sea cual sea, pasará. Si el problema es de mi propia creación,
los Pasos me ayudarán a superarlo. Si el problema no es de mi propia creación,
los Pasos me ayudarán a superarlo.
Un
principio espiritual por día
11
de agosto
Meditaciones
para mujeres que hacen demasiado, Anne Wilson Schaef
Ocupaciones
Siempre
estamos haciendo algo..., hablando, leyendo, escuchando la radio, planeando la
próxima actividad. La mente continúa ocupada y aturdida por cualquier cosa
externa, fácil e insignificante que pasa durante el día.
Brenda
Ueland
¡Qué
lejos vamos con tal de mantenernos apartadas de nosotras mismas! ¡Tenemos tal
incapacidad de relajarnos! Siempre hay algunas tareas más que queremos hacer. A
veces, parecería como si estuviéramos asustadas de lo que podría suceder si
dejásemos ociosas nuestras mentes por un momento. Llenamos cada hueco y cada
grieta con actividades. En ocasiones, incluso intentamos acumular dos o más
actividades a la vez, como hacer una lista de las cosas que tenemos que hacer
mientras miramos el telediario, o dirigir las actividades de los/as niños/as
mientras trabajamos en un informe. Nos hemos vuelto adictas a las ocupaciones,
y si no estamos ocupadas nos sentimos sin valor, perdidas e incluso asustadas.
Darme
cuenta de lo ocupada que me mantengo es el primer paso. Tomar conciencia de lo
impotente que soy al respecto es el segundo. El siguiente paso es reconocer que
mi atareamiento permanente está afectando mi vida de manera negativa.
11
de agosto, Meditación Diaria para Mujeres, libro: Cada día un nuevo comienzo:
La
imaginación siempre ha tenido poderes de resurrección que ninguna ciencia puede
imaginar
Ingrid
Bengins
Dios
nos transmite sus mensajes a través de nuestra imaginación. Ahí, nace la
inspiración, lo mismo que los sueños. Ambos dan origen a las metas que nos
impulsan a avanzar, que nos invitan a honrar esta vida que nos ha sido
concedida y a ofrecer nuestra contribución, que es diferente de cualquier otra.
Nuestra imaginación nos da ideas para meditar, ideas específicas para nuestro
desarrollo. Nos alienta a dar pasos únicos según nuestro momento, nuestro lugar
y los dones que hemos de dar al mundo. Debemos estar alertas ante esta “voz
interior”, permitirle que guíe nuestras decisiones y confiar en sus consejos.
Su misión es servirnos, pero sólo nosotras podemos decidir “escucharlas”. La
imaginación nos da otra herramienta: la creencia en nosotras mismas. Y la magia
de esta creencia nos da fuerza y capacidades que superan nuestras mayores
esperanzas. Ambas nos preparan para realizar el esfuerzo que necesitamos hacer
y manejar cualquier resultado que Dios nos haya asignado.
Hoy
mi imaginación me servirá y me ofrecerá las ideas y el valor que necesito para
seguir adelante.
11
de agosto, El lenguaje del adiós de Melody Beattie
Curación
Deja
que la energía de la curación fluya a través de tu cuerpo. La energía curativa
de Dios, del universo, de la vida y de la recuperación nos rodea. Está a
nuestra disposición, esperando a que la atraigamos, esperando a que la
extraigamos. Está esperando en nuestras reuniones o grupos, en las palabras de
una plegaria que se murmura, en un gesto gentil, en una palabra y un
pensamiento positivo. La energía curativa está en el sol, en el viento, en la
lluvia, en todo lo que es bueno. Deja que venga la energía curativa. Atráela.
Acéptala.
Déjala
que te empape. Respira la luz dorada. Exhala. Deja ir el miedo, la ira, el
dolor, la duda. Deja que la energía curativa fluya hacia ti, a través de ti. Es
tuya si la pides, si crees en ella. Hoy pediré y aceptaré la energía curativa
de Dios y del universo. La dejare fluir hacia mí, a través de mí, y que regrese
a los demás. Yo soy parte del ciclo continuo de curación, y uno con él.
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