Meditaciones 6 de julio
6 de julio, La meditación para las Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood:
Niégate a considerarte la víctima de una relación. Asume que has participado por completo en cada uno de los juegos que han tenido lugar.
Santurronería
Tomemos
por ejemplo un defecto como la santurronería e imaginémoslo en su estado
normal, desinflado, como una convicción en los valores que uno posee. Las
personas sólidas, seguras y bien equilibradas viven de acuerdo con valores y
principios que han forjado y creen profundamente que son correctos. Dichas personas
viven según sus creencias y, cuando se les pide, las manifiestan sin criticar.
Confiar en lo que uno cree es esencial. Si no, seríamos flojos, inseguros de
nuestras decisiones y quizás algo inmaduros en nuestro trato con el mundo. La
convicción se convierte en santurronería desagradable cuando insistimos en que
los demás vivan de acuerdo con nuestros valores. Tratar de imponerlos
manipulando o explotando a los demás hace que este defecto sea aún más feo.
Funciona
Como y Porque
6 de
julio
Meditaciones
para mujeres que hacen demasiado, Anne Wilson Schaef
El
Perdón/Enmiendas
Le dolían los pechos y los brazos con la
belleza de su propio perdón.
Meridel
Le Sueur
Dolerme algo perdonándome es aceptarme
totalmente a mí misma. Todas necesitamos el perdón. En nuestra enfermedad hemos
dañado a las personas que estaban más cerca de nosotras. Éste es uno de los
aspectos más dolorosos de las enfermedades de adicción: herimos a las personas
que más queremos. Y nos herimos a nosotras mismas cuando herimos a las personas
que amamos. Cuando nos preparamos para rectificar con los demás, primero
tenemos que rectificar hacia nosotras mismas y perdonarnos por los errores que
hemos cometido. Sólo entonces podemos estar realmente preparadas para
rectificar con los demás. Sin duda, existe una gran belleza en el perdón de
nosotras mismas. Podemos ser directas y sin ostentación en nuestro propio
perdón.
Tengo
necesidad de perdón. Tengo necesidad de perdonarme a mí misma.
6 de
julio, El lenguaje del adiós de Melody Beattie
Paso
Siete
Con humildad le pedimos a Dios que nos
liberase de nuestros defectos.
Paso
Siete de Al-anón
En los pasos Seis y Siete del programa nos
disponemos a dejar ir nuestros defectos de carácter: asuntos, conductas, viejos
sentimientos, penas no resueltas y creencias que nos están bloqueando la
alegría que nos pertenece. Luego, le pedimos a Dios que nos libere de ellos. ¿No
es sencillo? No tenemos que retorcernos para hacernos cambiar. No tenemos que
forzar el cambio. Por una sola vez, no tenemos que “hacerlo nosotros
mismos". Lo único que tenemos que hacer es luchar por una actitud de
disposición y de humildad. Lo único que tenemos que hacer es pedirle a Dios lo
que queremos y necesitamos, y luego confiar en que hará por nosotros lo que
nosotros no podemos hacer y no tenemos que hacer por nosotros mismos. No
tenemos que esperar con el aliento entrecortado cómo y cuándo cambiaremos. Este
no es un programa de hágalo usted mismo. Este milagroso y eficaz programa ha
logrado la recuperación y el cambio en millones de personas, nosotros también
hemos cambiado al trabajar los Pasos.
Hoy,
Dios mío, ayúdame a someterme a la recuperación y al proceso por medio del cual
seré cambiado. Ayúdame a concentrarme en el Paso que necesito. Ayúdame a hacer
mi parte, a relajarme, y a permitir que ocurra el resto.
6 de
julio, Meditación Diaria para Mujeres, libro: Cada día un nuevo comienzo:
Ella suponía que la paz era un estado
relacionado con cierta disposición del alma, una disposición a recibir el don
que sólo es posible mediante el desapego de uno mismo.
Elizabeth
Goudge
Para muchas de nosotras, el egoísmo,
egocentrismo y el individualismo son sentimientos habituales. Hemos juzgado al
mundo y a todas sus personas y situaciones según la forma en que su existencia
afecta a la nuestra. Nos hemos ligado a él o a ella o a una situación dada, tan
firmemente como el ancla al bote. La mayoría de nosotras aprendimos en nuestra
primera infancia a interpretar la conducta de los demás, y determinamos nuestro
valor de acuerdo con ella. Ahora que somos adultas nos esforzaremos por
interpretar las acciones de los otros esperando encontrar aceptación, lo cual
significa que siempre somos vulnerables y que exponemos nuestro “yo” al
capricho de otros “yos” igualmente vulnerables. Lo que buscamos es la paz y la
serenidad. Pensamos que, si los demás nos aceptan y nos aman, estaremos en paz
y conoceremos la serenidad. Una lección importante que debemos aprender en esta
vida es que tendremos paz cuando nos unamos firmemente a nuestro Dios. La paz, el
bienestar y una serena alegría acompañarán cada uno de nuestros pasos si
dejamos nuestro vulnerable yo al cuidado de Dios y sólo al cuidado de Dios. Ya
no tenemos por qué preocuparnos por el yo que tratamos de proyectar, pues éste
será tratado con cuidado.
La paz
me espera hoy. Recurriré a Dios y sólo a Dios para saber que todo va bien, que
soy todo lo que necesito ser.
Comentarios
Publicar un comentario