Meditaciones 18 de septiembre

 

Permitirnos ser felices puede ser un proceso sorprendentemente largo, pero, de una forma u otra, también es continuo. Algunos tenemos miedo de sentirnos satisfechos porque es algo que puede derivar en la autocomplacencia. A otros nos asusta la posibilidad de que no quede nada por probar si alguna vez llegamos a estar satisfechos. Aprender qué nos hace felices de verdad puede ser difícil, especialmente si nuestra relación con la búsqueda del placer estaba mezclada con nuestro comportamiento más destructivo. Encontrar el equilibrio es un desafío. 

Vivir limpios, el viaje continúa

 


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18 de septiembre, La meditación para las Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood:

Excepto el abuso físico y/o la humillación emocional, la relación afectiva violenta, en toda su intensidad, se adapta perfectamente a la idea que la cultura tiene acerca del “verdadero amor”.
A ninguna mujer que vive una relación sana y estable se la galantea con intensidad que un abusador dedica a su pareja durante las fases del cortejo o Luna de miel del síndrome de la violencia. Una de las características típicas de la mujer golpeada es que, durante la fase de la luna de miel, después del abuso, se siente fuerte, poderosa y en situación de controlar a su pareja. La necesidad de controlar al golpeador es habitualmente el motivo más poderoso que tiene la víctima para continuar con esa relación.

NOVENA TRADICIÓN

CoDA, como tal, nunca debe adoptar una estructura organizada, pero podemos crear juntas de servicios o comités que sean directamente responsables ante aquellos a quienes sirven

A veces es necesario crear juntas o comités para llevar a cabo las tareas de servicio.

Libro verde CoDa

 

18 de septiembre

Meditaciones para mujeres que hacen demasiado, Anne Wilson Schaef

Culpabilidad

Como saben que las madres pueden ser coaccionadas, manipuladas y «tocadas» como instrumentos raros, su culpabilidad se afina con tanta exactitud, que puede contarse con ellas en casi cualquier circunstancia para sostener los pilares de cualquier institución a punto de desmoronarse a la hora de habérselo hecho saber.

Norma Jean Harris (Sheila Ballantyne)

Las mujeres estamos siempre en primera fila para defender una buena causa. Podemos movilizar un ejército de voluntarias para salvar un sistema escolar deficiente, una iglesia que se desmorona, o una empresa a punto de hundirse. Estamos dispuestas a poner todo nuestro peso detrás de cualquier causa políticamente correcta y somos capaces de hacerlo. Nos importan realmente las personas sintecho, las que se mueren de hambre, las que sufren violencia de algún tipo, y las que son olvidadas, y hacemos mucho bien. ¿Quién sabe cuántas de nuestras causas están motivadas por la culpabilidad? Sólo nosotras podemos saberlo, cuando miramos hacia adentro.

La única causa que nos cuesta apoyar es la de las mujeres.

Estamos cubiertas de culpabilidad cuando tomamos posición a nuestro favor. Creemos que deberíamos poner siempre nuestras energías «afuera», distribuirlas entre las personas que las necesitan más. Las mujeres somos conocidas por no reconocer y defender nuestras propias necesidades y, cuando lo hacemos, rápidamente somos inmovilizadas cuando alguien nos llama egoístas.

Abandonar la culpabilidad es como compartir una manzana llena de gusanos. Tenemos que cuidarnos a nosotras mismas antes de que podamos dar a los demás limpiamente y con claridad.

18 de septiembre, Meditación Diaria para Mujeres, libro: Cada día un nuevo comienzo:

El deseo y el anhelo son los acicates de Dios.

Anna Wickham

Nuestros sueños y nuestros deseos nos inspiran a ir más allá de donde nos encontramos actualmente. Aquello que podemos alcanzar llamará la atención, y seguramente tendremos un compañero a nuestro lado, quien nos ayudará a decidir los pasos que debemos dar para alcanzar nuestro objetivo.

Antes de conocer los Doce Pasos experimentábamos deseos y establecimos muchas metas. Algunas de ellas las alcanzamos, pero con frecuencia nos faltó confianza y nuestro compromiso se tambaleó. El programa nos está ayudando a darnos cuenta de que podemos hacer realidad nuestros más profundos deseos si incorporamos la estructura del programa en nuestros planes diarios.

Nuestras vidas tienen un propósito. Cada una de nosotras desempeña una función que es necesaria. Los anhelos que nos impulsan y que no son dañinos Para nosotras ni para los demás nos alientan a desarrollar todo nuestro potencial.

Si nos dejamos guiar por nuestro interior y confiamos en sus instrucciones, siempre tendremos fuerza y valor, capacidad y abundancia de recursos. Toda la sabiduría necesaria para lograr el éxito en cualquier tarea, para alcanzar cualquier meta y para trazar el camino hacia cualquier deseo, está tan cerca de nosotras como nuestra atención lo está de Dios.

Hoy prestaré atención a mis deseos. Oraré para recibir la sabiduría necesaria para satisfacerlos. Si mi deseo es espiritualmente correcto todas las puertas se abrirán y mis pasos será guiados.

18 de septiembre, El lenguaje del adiós de Melody Beattie

Deja que sucedan cosas buenas

Antes de la recuperación, mis relaciones eran pésimas. No me iba muy bien en mi trabajo. Estaba entrampado en mi familia disfuncional ¡Pero al menos sabía qué esperar!

Anónimo

Quiero que la segunda mitad de mi vida sea tan buena como la primera fue de desgraciada. A veces tengo miedo de que no sea así. A veces me asusta que pueda ser así.

Las cosas buenas pueden asustarnos. El cambio, incluso el cambio para bien puede ser atemorizante. De alguna manera, los cambios para bien pueden ser más atemorizantes que las épocas difíciles. El pasado, particularmente el de antes de la recuperación, puede haberse vuelto confortablemente familiar. Sabíamos qué esperar en nuestras relaciones. Eran predecibles. Eran repeticiones del mismo patrón, las mismas conductas, el mismo dolor, una y otra vez. Podrán no haber sido lo que queríamos, pero sabíamos lo que iba a suceder. Esto no ocurre cuando cambiamos de patrones y empezamos la recuperación.

Podemos haber sido bastante buenos para predecir eventos en la mayor parte de las áreas de nuestra vida. Las relaciones serían dolorosas. Nosotros viviríamos en privación. Cada año sería casi una repetición del año anterior. A veces, las cosas se ponían un poco peor; otras un poco mejor, pero el cambio no era drástico. No hasta el momento en que empezamos la recuperación. Entonces cambiaron las cosas. Y cuanto más progresamos en este milagroso programa, más cambiamos nosotros y nuestras circunstancias. Empezamos a explorar un territorio desconocido. Las cosas se ponen bien. Se mejoran todo el tiempo. Empezamos a tener éxito en el amor, en el trabajo, en la vida. Un día a la vez, empiezan a ocurrir cosas buenas y la desgracia se disipa.

Ya no queremos ser víctimas de la vida. Hemos aprendido a evitar las crisis y traumas innecesarios. La vida se pone buena.

“¿Cómo manejo las cosas buenas?”, preguntó una mujer. “Es más difícil y más extraño que el dolor y la tragedia.”

“Del mismo modo que manejábamos las experiencias difíciles y dolorosas”, le contesté. “Un día a la vez”.

Hoy, Dios mío, ayúdame a dejar ir mi necesidad de vivir en el dolor y en la crisis. Ayúdame a quitarme lo más pronto posible los sentimientos de tristeza y los problemas. Ayúdame a encontrar mi base y equilibrio en la paz, la alegría y la gratitud. Ayúdame a trabajar tan duramente por aceptar lo bueno como he trabajado de duro en el pasado para aceptar lo doloroso y lo difícil.

 

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