Meditaciones 23 de septiembre
🍃
OtoÑo de ayer
🍁🍁🍁
23 de septiembre, La meditación para las Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood:
Cuando algo, o alguien, no es como nos agrada, podemos optar por permanecer ecuánimes, o permitirnos una borrachera emocional. Mantenernos ecuánimes nos permite conservar la dignidad, aumentar la autoestima y profundizar nuestra serenidad. Caer en el regaño, la protesta, el llanto, la súplica, el escándalo y la amenaza nos deja, como cualquier borrachera, con una fuerte resaca.
Amor
La
autoaceptación y nuestra sensación de pertenencia
Aprendemos
a aceptar y a amar lo que somos, sintamos o no que «coincidimos” con la gente
que nos rodea…
Vivir
limpios, Capítulo dos, «El contacto con los demás»
En
recuperación, aprendemos a busca la manera de actuar para pensar mejor.
Empezamos por emular a las personas que admiramos y por adoptar comportamientos
nuevos que al parecer nos convienen. A continuación, hacemos lo correcto
sabiendo que no es necesario que nos sintamos bien para estar bien. Cuando
escuchamos sin más a nuestros compañeros, empezamos a practicar el principio
espiritual del amor. Examinaré mis ideas con respecto a encajar y desecharé
parte de mi vieja forma de pensar. Hoy practicaré el principio del amor al
buscar la oportunidad de conectar con otros miembros.
Un
principio espiritual por día
23 de septiembre
Meditaciones para mujeres que hacen demasiado,
Anne Wilson Schaef
Confusión/Hacerlo todo
Ser una «buena madre» no exige las mismas
cualidades que ser una «buena» ama de casa, y la presión sobre las dos
funciones al mismo tiempo puede ser una carga insoportable.
Ann Oakley
Intentarlo serlo todo para todos es
característico de las mujeres que hacemos demasiado. Aceptamos un gran número
de papeles que son contradictorios en sus demandas sobre nosotras y en las
capacidades que requieren. Descubrimos que las capacidades que necesitamos para
comunicar en el mundo de los negocios son desastrosas cuando las utilizamos con
nuestras/os hijas/os. Y las capacidades que necesitamos para ser buenas madres
no son valoradas en nuestro lugar de trabajo. ¿Es de extrañar así que nos
sintamos confundidas? Gracias a Dios, la recuperación nos ofrece un modelo para
actuar según nosotras mismas y no intentar ajustamos a papeles y convertirnos
en dichos papeles.
Cuando me aporto a mí misma en una situación
determinada, es lo mejor que puedo ofrecer.
23 de septiembre, Meditación Diaria para
Mujeres, libro: Cada día un nuevo comienzo:
¿Quién seré hoy? ¿La mujer “cosmopolita”, la
niña pequeña, la colegiala, la madre? ¿Quién seré para satisfacer las
necesidades de los demás sin dejar de atender las mías?
Deidra Saraut
Usamos muchos sombreros. Uno de los aspectos de
nuestra madurez es la capacidad de equilibrar nuestros papeles. Con frecuencia
es difícil hacerlo; sin embargo, el programa nos ofrece muchas herramientas
para dar equilibrio a nuestra vida. El hecho de satisfacer algunas de las
necesidades de nuestros seres queridos nos produce alegría. Sin embargo,
debemos dar prioridad a nuestros propios menesteres. No podemos dar lo que no
tenemos, y no tendremos nada a menos que nos atendamos y nos amemos
sinceramente a nosotras mismas. Es posible que, en años anteriores, nos hayamos
ocupado demasiado o muy poco de los demás. En cualquier caso, es probable que
también nos hayamos descuidado a nosotras mismas. La mayoría de nosotras nos
privábamos espiritualmente, muchas lo estábamos emocionalmente, y algunas
físicamente. Con demasiada frecuencia éramos mujeres de “todo o nada”. Hoy
somos conscientes de lo que elegimos. Y últimamente hemos tomado algunas
decisiones buenas: permanecemos sobrias, vivimos según los Pasos y elegimos
cómo utilizar nuestro tiempo y qué hacer con nuestra vida. Pero ninguna
elección dará buenos resultados si no nos cuidamos a nosotras mismas.
Me centraré en mí misma. Alimentaré primero a
la mujer que madura en mi interior y luego tenderé mis brazos hacia fuera.
23 de septiembre, El lenguaje del adiós de
Melody Beattie
Tolerancia
Practica la tolerancia.
Toleramos nuestros arranques, nuestros
sentimientos, nuestras reacciones, nuestras peculiaridades, nuestra humanidad.
Toleramos nuestros altibajos, nuestra resistencia al cambio, nuestra naturaleza
batalladora y a veces difícil. Toleramos nuestros miedos, nuestros errores,
nuestra tendencia natural a escondernos de los problemas y del dolor. Toleramos
nuestra vacilación a acercarnos a la gente, a mostrarnos, ser vulnerables.
Toleramos nuestra necesidad de sentirnos a veces superiores, avergonzados y compartir
ocasionalmente el amor como iguales. Toleramos la forma como progresamos, unos
cuantos pasos adelante y dos para atrás. Toleramos nuestro deseo instintivo de
controlar y cómo renuentemente aprendemos a practicar el desapego. Toleramos la
forma como decimos que queremos amor, y luego a veces hacemos que se alejen los
demás. Toleramos nuestra tendencia a volvernos obsesivos, a olvidarnos de
confiar en Dios y, ocasionalmente, a quedarnos atorados. Hay algunas cosas que
no toleramos. No toleramos conductas abusivas o destructivas en contra de los
demás o de nosotros mismos. Practiquemos una sana, amorosa tolerancia hacia nosotros
mismos dijo un hombre. Cuando lo hagamos, aprenderemos a tolerar a los demás.
Luego, vayamos un paso más allá. Aprendamos que toda la humanidad que estamos
tolerando es lo que nos hace bellos a nosotros y a los demás.
Hoy seré tolerante conmigo mismo. A partir de ello, aprenderé a ser adecuadamente tolerante con los demás.

Comentarios
Publicar un comentario