Undécimo Paso


Undécimo Paso
 Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto consciente con Dios, como nosotros lo concebimos, pidiéndole solamente que nos dejase conocer su voluntad para con nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla.
Mejorar nuestro contacto consciente
Mi  recuperación de las  adicciones químicas comenzó  con una oración. Estaba  en tratamiento por  una dependencia química.   No quería estar allí. No quería estar sobria.  Pero no me quedaba de otra. Recuerdo estar mirando fijamente al techo del pequeño cubículo que era mi  cuarto  y diciendo: "Dios,  si estás allí  y te importo  en algo y existe un programa, una manera de que yo me recupere,  por favor ayúdame a hacerlo."
Pensé  que  mi oración  había  rebotado del  techo  y caído al suelo.  Me equivoqué.  En pocas semanas comenzó mi sobriedad.  Alguien me dijo  que pidiera ayuda  a Dios cada  mañana y le diera las gracias por ayudarme cada  noche.  Lo hice.  Alguien más me entregó un ejemplar del libro de meditaciones diarias y  me dijo que leyera una  cada mañana. Hice eso también.
Había dejado  de hablarle a  Dios cuando tenía once años.  Aún recuerdo  el día.  Caminaba  por la calle en dirección a la iglesia un domingo,  llena  de  desesperación  y  confusión.   No  entendía a  mi familia. No me  entendía a mí  misma. Estaba lastimada.  Miré el cielo y meneé  la cabeza.  Si  había un Dios,  ese Dios no me quería. ¿Cómo podía  un  Dios amoroso dejarme  sentir tanto dolor  y miseria? Decidí olvidarme de Dios, olvidarme de la iglesia y encontrar mi propia forma de encargarme de mi dolor.
Un  año  más tarde  era  yo una  alcohólica.   Varios años más tarde, era adicta a los narcóticos.  Ahora, catorce años más tarde, me encontraba en  un hospital del Estado para las adicciones, rezándole a un Dios  que quizá no me escuchaba.  Dios sí me escuchó.  A pesar mío,
dejé  de  beber en  ese  hospital.  Creo  que  era  hora  de que eso sucediera en mi vida.  Creo que sucedió por la gracia de Dios y debido a Dios. También  creo en el  poder de la  oración.  Mi alma por fin se abrió.
Pedí.
Así  comenzó  mi viaje  hacia  la oración y  la meditación, mi viaje espiritual.  Mis primeros pasos fueron sencillos y débiles, pero mis acciones  fueron suficiente.  Este  Paso comenzó a  trabajar en mi vida.  Luego  comencé a trabajar  otra parte importante  de este Paso: aprender a confiar  en la voluntad  y el plan  de Dios para  mi vida y aprender que este plan incluía cuidar de mí misma y amarme.
- Undécimo Paso de CoDA


 Josef Sudek

Comentarios

Entradas populares de este blog

Meditaciones 24 de junio

Meditaciones 9 de abril

Meditaciones 15 de septiembre