29 de Mayo, Meditación Diaria para Mujeres, libro: Cada día un nuevo comienzo



Si todavía no habíamos puesto nuestras vidas y nuestra voluntad en manos de un Poder Superior y distinto a nosotros, trabajado diligentemente nuestros inventarios personales y permitido a Dios que colaborara con nosotros en la eliminación de nuestros defectos, entonces no estábamos en condiciones de distinguir la compasión de la pasión. Si ese era el caso, lo mejor que podíamos hacer era mantenernos alejados de aquellos que formaban parte de nuestro pasado adictivo.Libro de A.S.A.A.

Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;ser comprendido, sino comprender;ser amado, como amar.



29 de Mayo, Meditación Diaria para Mujeres, libro: Cada día un nuevo comienzo:
En ocasiones las habladurías de las mujeres no tienen otro objeto que acercarse a los demás.
Joan Gilbertson
El hecho de sentirnos solas y abandonadas aumenta nuestro miedo a sentirnos inadecuadas. Al aislarnos de los demás la paranoia nos atrapa. Ansiamos sentirnos unidas con alguien, y las habladurías acerca de otra persona pueden unir a dos personas solitarias. De esta manera establecemos vínculos.
Todas necesitamos tener un sentido de pertenencia sentir que formamos parte del vecindario, del personal de nuestro centro de trabajo, del grupo de personas a las que llamamos amigos. Este sentimiento fomenta el calor interno que acompaña a la seguridad y al bienestar. Y así, nuestros miedos se desvanecen.
Los Pasos Quinto, Noveno y Décimo del programa nos garantizan que, cuando trabajemos con ellos, sentiremos la cercanía que anhelamos. La revelación de nuestro interior fortalece lazos con personas con quienes anhelamos tener contacto, lo que hace que las habladurías pierdan atractivo. Al unir nuestras debilidades, nos acercamos.
Tengamos cuidado de nuestros juicios sobre los demás, Ya sea expresados en forma de habladurías o sólo saboreados en silencio. Esos juicios actúan como barómetros de la imagen que tenemos de nosotras mismas. La seguridad de saber que pertenecemos a algo, que somos uno, nos libera de esa necesidad de juzgar injustamente a los demás.
La soledad me impulsa a comportarme en formas que me aíslan todavía más. La verdadera cercanía con los demás vendrá cuando hable de mí misma, no de otra persona.

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