Erich Fromm El Miedo A La Libertad 23 de Mayo Ser victima de un perverso narcisista




El primer mecanismo de evasión de la libertad que trataremos es el que consiste en la tendencia a abandonar la independencia del yo individual propio, para fundirse con algo, o alguien, exterior a uno mismo, a fin de adquirir la fuerza de que el yo individual carece; o, con otras palabras, la tendencia a buscar nuevos «vínculos secundarios» como sustitutos de los primarios que se han perdido.
Las formas más nítidas de este mecanismo pueden observarse en la tendencia compulsiva hacia la sumisión y la dominación o, con mayor precisión, en los impulsos sádicos y masoquistas tal como existen en distinto grado en la persona normal y en la neurótica, respectivamente. Primero describiremos estas tendencias y luego trataremos de mostrar cómo ambas constituyen formas de evadir una soledad insoportable.
Las formas más frecuentes en las que se presentan las tendencias masoquistas están constituidas por los sentimientos de inferioridad, impotencia e insignificancia individual. El análisis de personas obsesionadas por tales sentimientos demuestra que, si bien éstas conscientemente se quejan de sufrirlos y afirman que quieren librarse de ellos, existe sin embargo algún poder inconsciente que se halla en sus mismas psiquis y que las impulsa a sentirse inferiores o insignificantes. Sus sentimientos constituyen algo más que el reflejo de defectos y debilidades realmente existentes (aunque generalmente a éstos se los racionaliza, aumentando su importancia, con lo cual se justifica la inferioridad psíquicamente experimentada); tales personas muestran una tendencia a disminuirse, a hacerse débiles, rehusándose a dominar las cosas. Casi siempre exhiben una dependencia muy marcada con respecto a poderes que les son exteriores, hacia otras personas, instituciones o hacia la naturaleza misma. Tienden a rehuir la autoafirmación, a no hacer lo que quisieran, y a someterse, en cambio, a las órdenes de esas fuerzas exteriores,  reales  o  imaginarias.  Con  frecuencia  son  completamente  incapaces  de experimentar  el  sentimiento  .Yo  soy.  o  .Yo  quiero..
Erich Fromm El Miedo A La Libertad


Ser victima de un perverso narcisista

Los pequeños actos perversos son tan cotidianos que parecen normales. Empiezan con una sencilla falta de respeto, con una pequeña mentira o sutil manipulación. Pero sólo los encontramos insoportables si nos afectan directamente. Luego, si el grupo social en el que aparecen (familia, compañeros de trabajo...) no reacciona, estos actos se transforman progresivamente en verdaderas conductas perversas que tienen graves consecuencias para la salud psicológica de las víctimas. Al no tener la seguridad de que serán comprendidas, las víctimas callan y sufren en silencio.




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