Segunda Tradición
Segunda Tradición
Para el propósito de nuestro grupo sólo hay una
autoridad fundamental:
un Dios bondadoso tal como pueda manifestarse en
nuestra conciencia de grupo.
Nuestros líderes no son más que servidores de
confianza; no gobiernan.
¿Has estado alguna vez
en una reunión estupenda en la que se eligió un secretario nuevo y después
volviste al grupo y te lo encontraste completamente desorganizado? Eso sucede cuando
el grupo no se ha tomado el tiempo de cultivar un líder —en este caso el secretario—
enseñándole la importancia que tiene el grupo. También podría ser porque tanto
el secretario saliente, o el entrante, estaban demasiado al mando de todo. El
Texto Básico nos advierte de «que si un grupo se convierte en la prolongación
de la personalidad de un líder o un miembro, pierde eficacia» (p. 74). Y eso
también es parte del cultivo del liderazgo: ayudar a nuestros líderes a madurar
en su papel de servidores y a comprender la fuerza de la humildad.
NAway
Comentarios
Publicar un comentario