Segunda Tradición





Segunda Tradición
Para el propósito de nuestro grupo sólo hay una autoridad fundamental:
un Dios bondadoso tal como pueda manifestarse en nuestra conciencia de grupo.
Nuestros líderes no son más que servidores de confianza; no gobiernan.
Tarde o temprano, cada AA llega a depender de un Poder superior a si mismo. Se da cuenta de que Dios, tal como él Lo concibe, no solo es una fuente de fortaleza, sino también una fuente de orientación positiva. Al darse cuenta de que tiene a su disposición una pequeña fracción de ese recurso infinito, su vida toma un nuevo cariz. Experimenta una nueva seguridad interna, junto con un sentido de destino y propósito como nunca había conocido hasta entonces. Día tras día, nuestro AA hace un examen de sus errores y sus vicisitudes. Aprende de su experiencia cotidiana cuáles son sus restantes defectos de carácter y llega a estar cada vez más dispuesto a que les sean eliminados. De esta manera, mejora su contacto consciente con Dios.
El  lenguaje del corazón. Los Escritos de Bill W. para el Grapevine



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