25 de Enero, Meditación Diaria para Mujeres, libro: Cada día un nuevo comienzo



¡No le llames más!
Rhonda Findling
¿Qué podemos hacer cuando nos sobrecoge la irresistible y compulsiva necesidad de llamar?
Primero, debemos darnos permiso para experimentar conscientemente la tensión y nuestros propios sentimientos, y soportarlos hasta que desaparezcan. Y ten por seguro que desaparecerán; los sentimientos son algo temporal. En eso consiste precisamente el truco: sentir nuestras emociones sin dejar que gobiernen nuestros actos. Requiere una gran dosis de disciplina y trabajo personal, pues lo más fácil sería dejarse llevar por nuestros sentimientos y actuar en consecuencia. El hecho de ser conscientes de lo que sentimos sin permitir que esos sentimientos dirijan nuestra vida es lo que se conoce como “contención emocional”.
Es lógico, sin embargo, que en ese proceso de contención nos sintamos algo incómodas, pues suele generar ansiedad y, por tanto, una gran tensión. Esa incomodidad es la que nos induce a llamarle e intentar, así, liberarnos de esa sensación de incertidumbre y malestar. En ese momento, debemos pensar en la angustia y el profundo dolor que nos causaría el que nos rechazara o el no conseguir la respuesta que esperábamos.



25 de Enero, Meditación Diaria para Mujeres, libro: Cada día un nuevo comienzo:
Ha comenzado el tiempo de la disciplina, Cada una de nosotras es alumna de quien pueda enseñarle que necesita aprender.
Maria Isabel Barreno
“Cuando el alumno está preparado, aparece el maestro”. Con frecuencia las lecciones de la vida surgen inesperada e ineludiblemente y se presentan según un esquema de tiempo que es divino. A medida que crecemos emocional y espiritualmente, nos preparamos para recibir nuevas lecciones cuyos maestros aparecerán en su momento. Quizás el maestro sea una relación amorosa, una pérdida difícil o un hijo haragán. El aprendizaje casi nunca está libre de dolor y de cuestionamiento. Pero esas experiencias y sus enseñanzas nos preparan para aprender. Cuando estamos listas, las experiencias se presentan.
Todas disfrutamos los momentos tranquilos en los que navegamos apaciblemente, cuando todo está bien, no cuando sentimos dolor. Y esos períodos sirven a un propósito. Nos preparan para recibir las lecciones que nos conducirán a una recuperación más sólida, que nos darán un sentido más fuerte de nosotras mismas. Entender que todo va bien es la lección básica que debemos aprender. Todo va bien. El maestro es la guía hacia próximo peldaño de la escalera.
Hoy agradeceré las lecciones que he recibido y sabré que todo esta bien.


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