La Sensación de Pertenecer
La
Sensación de Pertenecer
Tal vez
una de las más grandes recompensas de la meditación y la oración es la
sensación de pertenecer. Ya no vivimos en un mundo completamente hostil. Ya no
estamos perdidos, asustados y sin objetivo.
En el
momento en que captamos siquiera una visión momentánea de la voluntad de Dios,
en el momento en que empezamos a ver la verdad, la justicia y el amor como las
cosas reales y eternas de la vida, ya no sentimos la profunda contrariedad que
nos ocasiona la aparente evidencia de lo contrario que nos rodea en asuntos
puramente humanos. Sabemos que Dios nos cuida amorosamente. Sabemos que cuando
recurrimos a El, todo estará bien con nosotros, aquí y en el más allá.
Doce y Doce, págs.
111-112
Andre Arruda
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