Erich Fromm.


El  egoísmo  [selfishness] no  es  idéntico  al  amor  a  sí  mismo,  sino  a  su  opuesto.  El egoísmo es una forma de codicia. Como toda codicia, es insaciable y, por  consiguiente, nunca puede alcanzar una satisfacción real. Es un pozo sin fondo que agota al individuo en  un  esfuerzo  interminable  para  satisfacer  la  necesidad  sin  alcanzar  nunca  la satisfacción. La observación atenta descubre que si bien el egoísta nunca deja de estar angustiosamente  preocupado  de  sí mismo,  se  halla  siempre  insatisfecho,  inquieto, torturado por el miedo de no tener bastante, de perder algo, de ser despojado de alguna cosa. Se consume de envidia por todos aquellos que logran algo mas. Y si observamos aún más de cerca este proceso, especialmente su dinámica inconsciente, hallaremos que el egoísta, en esencia, no se quiere a sí mismo sino que se tiene una profunda aversión.
Erich Fromm. El Miedo a La Libertad



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