Meditaciones 17 de diciembre
17 de diciembre,
La meditación para las Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood:
La recuperación comienza cuando nos volvemos deseosas de canalizar toda la energía y el esfuerzo que antes utilizábamos en fomentar nuestra enfermedad, en llevar adelante nuestra recuperación.
Buscan
enredos, no emocionales
Intimidad
Aunque
la intimidad emocional y el enredo pueden parecer superficialmente similares,
estos dos estilos de interacción son muy diferentes. En la intimidad emocional,
dos personas con un yo plenamente articulado disfrutan conocerse a un nivel
profundo, lo que genera confianza emocional a través de la aceptación mutua. En
el proceso de conocerse, descubren e incluso aprecian las diferencias entre
ellos. La intimidad emocional es vigorizante y energiza a las personas hacia el
crecimiento personal mientras disfrutan del interés y el apoyo de otra persona.
Enredados, por otro lado, dos personas emocionalmente inmaduras buscan su identidad
y su realización a través de una relación intensa y de dependencia (Bowen1978).
A través de esta relación enredada, crean una sensación de certeza, previsibilidad
y seguridad que se basa en la familiaridad tranquilizadora de que cada persona
desempeña un papel cómodo para la otra. Si una persona intenta dar un paso fuera
de los límites implícitos de la relación, el otro a menudo experimenta una gran
ansiedad que solo se alivia con el regreso al rol prescrito.
“Hijos
adultos de padres emocionalmente inmaduros”. Linsay c- Gibson
17
de diciembre,
Meditación
para las mujeres que hacen demasiado, Anne Wilson Schaef
Curación
Te
diré lo que he aprendido por mí misma. A mí me ayuda un paseo de siete u ocho
kilómetros. Y hay que hacerlo sola y cada día.
Brenda
Ueland
La
curación requiere tiempo. Es un asunto de día a día. Algunos acontecimientos
traumáticos de nuestra vida exigen una curación física, emocional y/o
espiritual, y, a veces, tenemos que dejar que se curen las esquirlas, los
desconchones y las abolladuras del vivir de cada día. Hacer el trabajo que
hacemos y mantener las cosas con coherencia cobran su impuesto. Cuando
necesitamos esos momentos de curación, no hay nada mejor que un buen paseo. Es
sorprendente cómo los movimientos rítmicos de los pies y de las piernas están
tan íntimamente ligados a limpiar las telarañas del cerebro. Tenemos que dar un
paseo largo, porque durante un buen momento seguimos pensando en nuestros
problemas. A medida que pasa el tiempo, éstos se disipan, permitiendo que
empiece la curación, y entonces ya no estamos concentradas en nuestros
pensamientos.
Cuando
mis talones tocan tierra, estoy curando mis heridas.
17
de diciembre,
Meditación
Diaria para Mujeres, libro: Cada día un nuevo comienzo:
Da
al mundo lo mejor que tengas, y a cambio recibirás lo mejor.
Madeleine
Bridge
En
alguna medida y en algún momento, cosechamos lo que sembramos. Nuestro respeto
por los demás hará que éstos nos respeten. Cuando expresamos nuestro amor lo
recibimos multiplicado por diez. La amabilidad con la que saludemos a los demás
les hará más fácil relacionarse con nosotras. Obtenemos de los demás lo que les
damos, si no en este momento y en este lugar, en algún otro. Podemos estar
seguras de que nuestros mejores esfuerzos hacia nuestros semejantes no pasarán
desapercibidos. Y podemos calcular lo que recibiremos de acuerdo con lo que
hayamos dado. Uno de los principales elementos de nuestra recuperación es la
manera en que nos concentremos en nuestra conducta y la seriedad con la que
realizamos nuestros inventarios: observémonos a nosotras mismas, a la forma en
que recurrimos a los demás y en la que nos relacionamos con ellos, veremos que
media un gran abismo entre nuestro comportamiento actual y el que mostrábamos
cuando ingresamos en el programa. La mayoría de nosotras nos obsesionábamos con
lo que él me hizo o con lo que ella me dijo y
les pagábamos con la misma moneda. ¡Qué emocionante es saber que podemos
suscitar una conducta amable comportándonos amablemente! Tenemos un gran
control sobre el flujo y el reflujo de nuestra vida. Siempre podemos controlar
nuestra conducta. Por ello, nunca tenemos que sorprendernos por las condiciones
de nuestra existencia.
Recibimos
lo que damos. Buscaré oportunidades para ser amable y percibiré los resultados.
17
de diciembre,
El
lenguaje del adiós de Melody Beattie
Consintámonos
a nosotros mismos
Muchos
de nosotros hemos estado tan privados de consentimientos que pensamos que esto
es tonto o es una autoindulgencia. Consentirse ni es tonto ni es
autoindulgente; es la forma como nos demostramos amor a nosotros mismos. Por
eso es por lo que nos estamos esforzando en la recuperación, por una relación
amorosa con nosotros mismos que funcione, para que podamos tener relaciones
amorosas que funcionen con los demás. Cuando nos sentimos heridos, nos
preguntamos a nosotros mismos qué necesitamos hacer para ayudarnos a sentirnos
mejor. Cuando nos sentimos solos, buscamos a alguien que sea seguro. Sin sentir
que somos una carga, le permitimos a esa persona darnos su apoyo. Descansamos
cuando nos sentimos cansados; comemos cuando tenemos hambre; nos divertimos o
nos relajamos cuando nuestro espíritu lo necesita. Consentirnos significa que
nos demos regalos, ir al salón de belleza o a la peluquería, un mensaje, un
libro, un abrigo, un traje o un vestido nuevos. Significa un largo baño
caliente para olvidarnos de nuestros problemas y del mundo por unos breves
momentos cuando eso nos siente bien. Aprendemos a ser amables con nosotros
mismos para abrirnos al consentimiento que los demás tienen para darnos. Como
parte del consentirnos a nosotros mismos, nos permitimos dar y recibir contacto
físico positivo, un contacto que nos parezca apropiado, que sintamos seguro.
Rechazamos el contacto que no nos hace sentir bien o seguros y que no es
positivo. Aprendemos a darnos a nosotros mismos lo que necesitamos de una
manera suave, amorosa, compasiva. Hacemos esto en el entendimiento de que
hacerlo no nos hará gente floja, echada a perder, egoísta o narcisista. La
gente que se consiente es efectiva en su trabajo y en sus relaciones. Aprendemos
a sentirnos tan amados por nosotros mismos que realmente podemos amar a los
demás y dejarles que nos amen.
Hoy
me consentiré a mí mismo. También estaré abierto al consentimiento que pueda
darles a los demás y a recibir por parte de ellos.

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