UNDÉCIMO PASO 12 Pasos y 12 Tradiciones
"Buscamos
a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto consciente con
Dios, como nosotros lo concebimos, pidiéndole solamente que nos dejase conocer
su voluntad para con nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla".
A
continuación, expresó una aspiración y una esperanza para él mismo. Esperaba
que Dios le permitiera también a él encontrar algunos de estos tesoros. Esto lo
intentaría hacer "olvidándose de sí mismo". ¿Qué quería decir esto de
"olvidarse a sí mismo? Y, ¿cómo se propuso realizarlo?
Le
parecía mejor consolar que ser consolado; comprender que ser comprendido;
perdonar que ser perdonado. Esto podría ser un fragmento de lo que se llama la
meditación, tal vez nuestro primer intento de alcanzar cierto estado de ánimo,
nuestro primer corto vuelo de reconocimiento, por así decirlo, en el reino del
espíritu. Después de hacerlo, nos convendría estudiar detenidamente nuestra
situación actual e imaginar lo que podría sucedernos en nuestra vida si
pudiéramos acercarnos aún más al ideal que hemos intentado vislumbrar. La
meditación es algo que siempre puede perfeccionarse. No tiene límites, ni de
altura ni de amplitud. Aunque aprovechamos las enseñanzas y los ejemplos que
podamos encontrar, la meditación es, en su esencia, una aventura individual,
siempre tiene un solo objetivo: mejorar nuestro contacto consciente con Dios,
con su gracia, su sabiduría y su amor. Y tengamos siempre presente que la
meditación es, en realidad, de un gran valor práctico. Uno de sus primeros
frutos es el equilibrio emocional. Valiéndose de la meditación, podemos ampliar
y profundizar el conducto entre nosotros y Dios, como cada cual Lo conciba.
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