Aceptar



 

Aceptar

Has avanzado mucho al entender las contribuciones que ha tenido tu historia familiar para determinar el desarrollo de tu vida y la persona que eres hoy. Pero debes comprender que tu actual marido no es tu problema principal. Él es simplemente el hombre con quien te casaste porque la limitada intimidad emocional de la que él era capaz (además del drama y el caos que acompañan al alcoholismo activo) te resultaba cómoda. La comprensión y la conciencia que ahora tienes de tus antecedentes familiares no bastan para enseñarte a tener intimidad emocional con otro ser humano. Nadie puede cambiar radicalmente su forma de relacionarse en el transcurso de una sola vida. Es más, debemos considerarnos increíblemente afortunados si podemos extender siquiera mínimamente nuestra capacidad de confiar, de intimar en forma honesta y no manipulativa, y de, simplemente, aceptar el afecto de los demás. Tú exiges a tu esposo algo que, quizá, no podrías manejar si lo obtuvieras ahora.

Cartas de las mujeres que aman demasiado, Robin Norwood


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