9 de Septiembre, Meditación Diaria para Mujeres, libro: Cada día un nuevo comienzo


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El cojo y el ciego
En un bosque cerca de la ciudad vivían dos vagabundos. Uno era ciego y otro cojo; durante el día entero en la ciudad competían el uno con el otro.
Pero una noche sus chozas se incendiaron porque todo el bosque ardió. El ciego podía escapar, pero no podía ver hacia donde correr, no podía ver hacia donde todavía no se había extendido el fuego. El cojo podía ver que aún existía la posibilidad de escapar, pero no podía salir corriendo – el fuego era demasiado rápido, salvaje- , así pues, lo único que podía ver con seguridad era que se acercaba el momento de la muerte.
Los dos se dieron cuenta que se necesitaban el uno al otro. El cojo tuvo una repentina claridad: “el otro hombre, el ciego, puede correr, y yo puedo ver”. Olvidaron toda su competitividad.
En estos momentos críticos en los cuales ambos se enfrentaron a la muerte, necesariamente se olvidaron de toda estúpida enemistad, crearon una gran síntesis; se pusieron de acuerdo en que el hombre ciego cargaría al cojo sobre sus hombros y así funcionarían como un solo hombre, el cojo puede ver, y el ciego puede correr. Así salvaron sus vidas. Y por salvarse naturalmente la vida, se hicieron amigos; dejaron su antagonismo.


9 de Septiembre, Meditación Diaria para Mujeres, libro: Cada día un nuevo comienzo:
No deseo morir sin haber aprovechado fiel y plenamente mi talento, ni sin haber cultivado la semilla que fue sembrada en mi interior, hasta que la última ramita haya crecido.
Kathe Kollwitz
¡Hay tanto que hacer antes de descansar…tanto que hacer! Cada una de nosotras ha recibido talentos que en algunos aspectos se asemejan a los de otras personas, pero que son únicos en cuanto a la forma en que somos capaces de usarlos. ¿Nos damos cuenta de nuestros talentos? Atrevámonos a soñar y éstos se manifestarán.
Es tan fácil caer en la trampa de la autocompasión pensando que no tenemos propósito alguno, temiendo no estar llevando nuestra vida a ningún lado e inquietándonos por las expectativas que los demás tienen con respecto a nosotras. Sin embargo, en cualquier momento podemos cambiar el rumbo de nuestros pensamientos. La decisión es nuestra. Podemos decidirnos simplemente a descubrir nuestros talentos, a alimentarlos y enriquecer la vida de los demás. Los beneficios, lo mismo que las alegrías, serán abundantes.
Tenemos una misión muy importante que cumplir en las vidas de las personas con las que entramos hoy en contacto. Podemos esperar aventuras y es seguro que las encontraremos, podemos buscar nuestro propósito y veremos que está a nuestro alcance. Recordemos que no estamos solas, que alguien nos acompaña en todo momento. Nuestros talentos son dones divinos, y la indicación de cómo usarlos es parte de ellos.
 Hoy tendré un sueño. En él recibiré las instrucciones.

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