Inteligencia del alma -avenidas neuronales hacia el Yo Profundo

Todos sabemos que cuando uno sufre, de poco sirve decirle que hasta la pérdida más dolorosa es una vivencia que madura el alma. Sin embargo, cuando uno recuerda que puede observar su dolor y comprender que éste es pasajero porque se trata tan sólo de la otra cara de la moneda, la tensión afloja y asoma un rayo de esperanza. Uno sabe que si acepta lo que duele, si acepta que el dolor forme parte del gran juego, sucederá que la tormenta se apacigua y uno se libera. Cuando sufrimos un desgarro por la pérdida nos tornamos más sensibles al tiempo que disolvemos formas ilusorias. Más tarde, sentimos el corazón expandido y miramos la vida con otras gafas.
¿Acaso alguien todavía duda que tras la noche oscura no tarda en llegar el alba?
¿Sabemos ya que tras el llanto de la pérdida, se oye la suave alegría de las nuevas llegadas?
Inteligencia del alma -avenidas neuronales hacia el Yo Profundo
José María Doria


 Borsi

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