Aceptación
Aceptación
Si tiene remedio, ¿por qué te quejas?
Si no lo tiene, ¿por qué te quejas? Henry Ford
Hay una gran diferencia entre “desahogarse” y “quejarse”. Mientras que quien se desahoga vacía la tensión poniendo palabras a una situación dolorosa, la queja, por el contrario, niega el propio poder y se resiste a aceptar y a asumir la realidad que toca.
Mientras que el desahogo se establece desde el compartir y el aceptar, la queja, sin embargo, se desenvuelve sin una visión de conjunto y en el seno de una infantil rabieta. La queja olvida la transitoriedad de todos los estados mentales y la constante fluidez de las ideas.
Todo problema tiene solución como todo veneno su antídoto. Sin embargo, si la solución posible no es inmediata o si ésta, todavía no se deja ver porque tiene la puerta bloqueada, conviene aceptar la situación con urgencia de modo que la presión emocional no arrastre a todo el sistema, y el único escape que pueda vislumbrarse sea una estéril queja.
Inteligencia del alma-avenidas neuronales hacia el Yo Profundo.
Si tiene remedio, ¿por qué te quejas?
Si no lo tiene, ¿por qué te quejas? Henry Ford
Hay una gran diferencia entre “desahogarse” y “quejarse”. Mientras que quien se desahoga vacía la tensión poniendo palabras a una situación dolorosa, la queja, por el contrario, niega el propio poder y se resiste a aceptar y a asumir la realidad que toca.
Mientras que el desahogo se establece desde el compartir y el aceptar, la queja, sin embargo, se desenvuelve sin una visión de conjunto y en el seno de una infantil rabieta. La queja olvida la transitoriedad de todos los estados mentales y la constante fluidez de las ideas.
Todo problema tiene solución como todo veneno su antídoto. Sin embargo, si la solución posible no es inmediata o si ésta, todavía no se deja ver porque tiene la puerta bloqueada, conviene aceptar la situación con urgencia de modo que la presión emocional no arrastre a todo el sistema, y el único escape que pueda vislumbrarse sea una estéril queja.
Inteligencia del alma-avenidas neuronales hacia el Yo Profundo.
José María Doria

Kees Van Dongen
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