Mujeres que aman demasiado
◙○
Robert Ingpen
Una buena
definición de espiritualidad es aquella que la considera “un proceso de
constante integración”. Esto significa que nuestro concepto de lo sagrado debe
estar en permanente expansión, para permitir la inclusión de aspectos previamente
excluidos de nosotras mismas, de los demás, y de la vida. De esta manera, la
espiritualidad, como la caridad, empieza por casa cuando aceptamos y nos
adueñamos de nuestros defectos, nuestras heridas y las lecciones que no
aprendimos, aquellos defectos y fallas que nos incapacitan para vivir y amar
plenamente, los puntos ciegos y las acciones erradas que nos meten en problemas
una y otra vez. La espiritualidad se vuelve práctica cuando nos ponemos en
sintonía, a través de la oración, con un Poder Superior a nosotros, al que le
pedimos guía y ayuda para enfrentar los problemas de la vida. Someter la
personalidad a ese Poder Superior es la base de la verdadera práctica
espiritual, pero muy pocos de nosotros estamos dispuestos a renunciar a nuestro
albedrío hasta que nos encontramos enfrentados con un problema que no podemos
manejar solos. Sin embargo cuando – a pesar de todos nuestros esfuerzos por
sentir, pensar y proceder de modo diferente-, los sentimientos, actitudes y
conductas anteriores persisten, el único recurso práctico que nos queda es el
espiritual. A medida que pedimos sin cesar guía y apoyo, y los aceptamos,
nuestra capacidad para vivir sanamente y amar sabiamente se incrementa, porque
nuestro yo interior ya está bajo la protección de nuestro Yo Superior. Vivir
espiritualmente es así de simple, y exige una entrega de esa naturaleza.
Libro Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood
Comentarios
Publicar un comentario