Mujeres que aman demasiado


 Robert Ingpen
Una buena definición de espiritualidad es aquella que la considera “un proceso de constante integración”. Esto significa que nuestro concepto de lo sagrado debe estar en permanente expansión, para permitir la inclusión de aspectos previamente excluidos de nosotras mismas, de los demás, y de la vida. De esta manera, la espiritualidad, como la caridad, empieza por casa cuando aceptamos y nos adueñamos de nuestros defectos, nuestras heridas y las lecciones que no aprendimos, aquellos defectos y fallas que nos incapacitan para vivir y amar plenamente, los puntos ciegos y las acciones erradas que nos meten en problemas una y otra vez. La espiritualidad se vuelve práctica cuando nos ponemos en sintonía, a través de la oración, con un Poder Superior a nosotros, al que le pedimos guía y ayuda para enfrentar los problemas de la vida. Someter la personalidad a ese Poder Superior es la base de la verdadera práctica espiritual, pero muy pocos de nosotros estamos dispuestos a renunciar a nuestro albedrío hasta que nos encontramos enfrentados con un problema que no podemos manejar solos. Sin embargo cuando – a pesar de todos nuestros esfuerzos por sentir, pensar y proceder de modo diferente-, los sentimientos, actitudes y conductas anteriores persisten, el único recurso práctico que nos queda es el espiritual. A medida que pedimos sin cesar guía y apoyo, y los aceptamos, nuestra capacidad para vivir sanamente y amar sabiamente se incrementa, porque nuestro yo interior ya está bajo la protección de nuestro Yo Superior. Vivir espiritualmente es así de simple, y exige una entrega de esa naturaleza.
Libro Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood

Comentarios

Entradas populares de este blog

Meditaciones 24 de junio

Meditaciones 9 de abril

Meditaciones 15 de septiembre