Empezar Perdonando

Empezar Perdonando
En el momento que consideramos una relación deteriorada y destrozada con otra persona, nuestras emociones pasan a la defensiva. Para evitar mirar los agravios que le hemos hecho a otro, fijamos resentidos la atención en la injuria que él nos ha hecho a nosotros. Triunfalmente nos valemos de su falta más insignificante como la excusa perfecta para minimizar u olvidar la nuestra.
En este punto preciso necesitamos parar abruptamente. Recordemos que los alcohólicos no son los únicos molestados por emociones morbosas. En muchos casos estamos tratando en realidad con prójimos enfermos, personas cuyos infortunios hemos incrementado.
Si estamos ahora a punto de pedir perdón para nosotros mismos ¿por qué no podemos ponernos en camino perdonándolos a todos sin excepción?
Doce y Doce, pág. 84


 Daniela Uhlig

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