La meditaciones 29 de junio
☽☽☽
29 de junio, La meditación para las Mujeres que aman demasiado, Robin Norwood:
La primera fase de la recuperación de haber amado demasiado comienza cuando nos damos cuenta de lo que estamos haciendo y desearíamos poder dejar de hacerlo.
Aunque la Yagá sea capaz de infundir
el soplo vital a una cría de ratón con infinita ternura, es lo bastante
lista como para permanecer en su propio terreno. Y su terreno es el mundo
subterráneo de la psique. El terreno de la madre demasiado buena es el del
mundo de arriba, Y, aunque la dulzura puede encajar en lo salvaje, lo salvaje
no puede encajar durante mucho tiempo en la dulzura.
Mujeres que corren con los lobos,
Pinkola Este Clarissa
29 de junio
Meditaciones para
mujeres que hacen demasiado, Anne Wilson Schaef
Autoafirmación/poder
Piensa en ti misma como un poder incandescente, iluminado tal
vez, y con el que hablan Dios y sus mensajeros
Brenda Ueland
Cuando empezamos a estar más en contacto con nosotras mismas
y a aceptarnos por lo que somos, empezamos a alimentar el pensamiento de que
podríamos ciertamente ser un «poder incandescente». Empezamos a sentir nuestro
poder, y no como un poder sobre los demás, sino como un poder personal con
brillo interno.
Cuando limpiamos la basura de nuestra adicción maníaca,
descubrimos un ser espiritual que yace dentro de nosotras, dormido, pero no
muerto. Tenemos la sensación de estar en armonía con el infinito, y la vida
parece fácil y fluida. Este sentimiento de unidad no es una ilusión; es real.
Sólo cuando aprendemos a afirmar lo que somos vamos más allá de nosotras
mismas.
Cuando afirmamos lo que
somos, nos convertimos en quienes somos.
29 de junio, Meditación
Diaria para Mujeres, libro: Cada día un nuevo comienzo:
Cuanto más vivo, más me convenzo de que la vida y sus
bendiciones no están tan injustamente distribuidas como nos inclinamos a
suponer cuando experimentamos un gran sufrimiento.
Mary Todd Lincoln
La autocomiseración es un parásito que se alimenta de sí
mismo. Muchas de nosotras nos inclinamos a sentir pena por nosotras e impedimos
el equilibrio de las tragedias naturales de la vida. Vivimos momentos buenos y
malos, pero todos ellos pasarán. Con toda seguridad, pasarán.
La actitud de “¿Por qué a mí?” nos indica la poca compasión
que generalmente sentimos por el sufrimiento de nuestros semejantes. Nuestra
empatía con los demás, e incluso nuestra consciencia de su sufrimiento,
generalmente es mínima. Estamos demasiado ocupadas con nosotras mismas. Si
estuviésemos menos centradas en nosotras nos daríamos cuenta de que las
bendiciones y las tragedias nos visitan a todas por igual. Algunas personas
reaccionan con ecuanimidad ante las primeras y silenciosamente quitan el
aguijón a las segundas. Aprendamos a hacer lo mismo.
Recuperarnos significa aprender nuevas reacciones, sentirnos
y comportarnos en forma más sana. No tenemos por qué dejarnos atrapar por la
autoconmiseración. Siempre podremos sentir que se aproxima y podemos dejarla
ir.
Es posible que la
autoconmiseración me atraiga el día de hoy. Por fortuna, he aprendido que tengo
otras opciones.
29 de junio, El
lenguaje del adiós de Melody Beattie
La voluntad de Dios.
La voluntad de Dios se da a pesar de nosotros, no a causa de
nosotros.
Podemos tratar de averiguar lo que Dios tiene en mente para
nosotros, buscando, hurgando, hipervigilantes para investigar la voluntad de
Dios como si fuera un tesoro enterrado, escondido más allá de nuestro alcance.
Si lo encontramos, ganamos el premio. Pero si no tenemos cuidado, lo perdemos.
No es así como funciona. Podemos creer que tenemos que caminar sobre
cascarones, diciendo, pensando y sintiendo lo correcto, al tiempo que de alguna
manera nos obligamos a estar en el lugar correcto en el momento correcto para
descubrir la voluntad de Dios. Pero eso no es cierto. La voluntad de Dios para
nosotros no está escondida como un tesoro enterrado. No tenemos que controlarla
ni forzarla. No tenemos que caminar sobre cascarones para que se dé. Está justo
dentro de nosotros y alrededor nuestro. Está ocurriendo ahora mismo. A veces es
callada y sin novedades, e incluye las disciplinas cotidianas de la
responsabilidad y del aprender a cuidar de nosotros mismos. A veces nos está
curando cuando estamos envueltos en circunstancias que disparan viejas penas y
asuntos inconclusos.
A veces es grandiosa.
Nosotros desempeñamos una parte. Tenemos responsabilidades,
incluyendo la de cuidar de nosotros mismos. Pero no tenemos que controlar la
voluntad de Dios para nosotros. Se nos está cuidando. Estamos protegidos. Y el
Poder que cuida de nosotros y nos protege nos ama muchísimo. Si es un día
callado, confía en la quietud. Si es un día de acción, confía en la actividad.
Si es tiempo de esperar, confía en la pausa. Si es tiempo de recibir lo que
hemos estado esperando, confía en que eso ocurrirá claramente y con fuerza, y
recibe el regalo con alegría.
Hoy confiaré en que se
está haciendo la voluntad de Dios en mi vida como es necesario. No me pondré
ansioso ni me alteraré indagando vigorosamente la voluntad de Dios, tomando las
acciones necesarias para controlar el curso de mi destino o preguntándome si la
voluntad de Dios me ha pasado de largo y la he perdido.
Comentarios
Publicar un comentario