Cartas de la mujeres que aman demasiados, Robin Norwood



 


Como adultos, podemos aprender a amar y a atesorar a la criatura que fuimos tanto como al adulto que hemos llegado a ser. Podemos, si estamos dispuestos a hacerlo, empezar a brindarnos amor incondicional. A menudo es necesario rezar mucho y trabajar de continuo, pero podemos hacerlo. Desde luego, nuestra propia recuperación es el mayor regalo que podemos hacer a nuestros hijos. Y nunca es demasiado tarde para ellos... ni para nosotros. Podemos cambiar nuestro legado a nuestros hijos y dejarles recuperación en lugar de enfermedad, a través de nuestra propia curación.

Cartas de la mujeres que aman demasiados, Robin Norwood


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