3 de Febrero, Meditación Diaria para Mujeres, libro: Cada día un nuevo comienzo


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ADICCIÓN A UNA PERSONA
A menudo, hay mucho amor y compromiso en una relación adictiva. Pero, para amar y comprometerse de verdad, uno debe escoger libremente a la otra persona y uno de los síntomas de una adicción es que es un instinto compulsivo que, por definición, supone que esta libertad se ve limitada. El adicto al alcohol o a las drogas se ve conducido hacia la sustancia adictiva, aunque sepa que es mala para él. Y, cuando hay un fuerte elemento adictivo en una relación, el sentimiento es de «Tengo que conseguir a esta persona, tengo que mantenerme unida a ella, aunque la relación sea mala para mí».
Así que el primer indicio de que estamos implicados en una adicción es su calidad compulsiva. El segundo es el pánico que uno siente ante la posible ausencia de la sustancia. Los alcohólicos, a menudo, sienten pánico cuando no están seguros de cuándo podrán volver a beber. Los adictos a las drogas experimentan este miedo cuando se está acabando su provisión de drogas. A los adictos a la nicotina les puede costar mucho estar en un sitio donde no esté permitido fumar. Y las personas que están en una relación adictiva pueden experimentar un pánico desbordante con el solo pensamiento de que se rompa la relación. A veces, he oído hablar de personas que se sientan ante el teléfono y empiezan a marcar el número de su compañero de una relación sentimental  insatisfactoria, con la determinación de decirle que han terminado, pero se eleva tanto su nivel de ansiedad que tienen que colgar.
Cómo romper con su adicción a una persona, HOWARD M. HALPERN

 3 de Febrero, Meditación Diaria para Mujeres, libro: Cada día un nuevo comienzo:
Cuando dejamos de tomar tan en serio nuestros errores, dejamos de temerlos. Es inmensamente importante que aprendamos a reinos de nosotras mismas.
Catherine Mansfield
El perfeccionismo y su control sobre nuestra vida obstruyen seriamente el camino de nuestro crecimiento y de nuestro bienestar emocional, espiritual e incluso físico. Probablemente, las lecciones de la vida surgen más de los errores que del éxito. Nuestros fallos nos enseñan a ser humildes, pues con ellos aprendemos a buscar la ayuda y la orientación de los demás. También aprendemos a no desesperarnos con los fracasos de los otros. Fallamos porque somos humanos.  
Cuando dejamos de temer al fracaso, nos liberamos para intentar mayores proezas. Nos atrevemos a aprender más, y con ello la vida se vuelve más completa, no sólo la nuestra, sino también la de quienes están en contacto con nosotras.
Al reírnos de nuestros errores, nos resulta más fácil arraigarnos a intentarlo otra vez. La risa nos conserva jóvenes y nos ayuda a descubrir la felicidad de cada día.
Hoy fracasaré en alguna de las cosas que me propongo hacer. Y, sin embargo, puedo reírme de ello.
Mi risa me abrirá el camino para otro intento.

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