Duodécimo Paso
Duodécimo Paso
“Habiendo
obtenido un despertar espiritual, como resultado de estos pasos, tratamos de
llevar este mensaje a otras adictas a las relaciones y de practicar estos
principios en todos los aspectos de nuestra vida.”
La
disciplina que practicamos en el Décimo Paso aseguró que continuáramos
infundiendo nueva vida a nuestro espíritu que despertaba. Practicamos una
adhesión continua a nuestros valores recién descubiertos, fortaleciendo así su
importancia en nuestra vida. Vimos que si nos centrábamos principalmente en
nuestro desarrollo espiritual, progresarían de forma natural otros aspectos de
nuestra vida, como debieron haberlo hecho desde un principio.
Centrar
nuestra atención en el desarrollo espiritual nos llevó hasta el Undécimo Paso.
Ya éramos cada vez más concientes de una poderosa presencia que operaba en
nuestra vida: un Poder que podía
devolvernos el sano juicio y eliminar nuestros defectos. Al reconocer el amor
que demostraban tales acciones, empezamos a entender mejor la naturaleza bondadosa
de nuestro Poder Superior. El vacío espiritual que sentimos al comienzo de
nuestra recuperación se ha llenado de gratitud, amor incondicional y un deseo
de servir a Dios y a los demás. Indudablemente, hemos experimentado un
despertar espiritual.
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