El Perdón
Andre Arruda
27 de enero
Meditaciones
para mujeres que hacen demasiado, Anne Wilson Schaef
El Perdón
Es muy fácil
perdonar los errores ajenos. Requiere más seso y agallas perdonar a los demás
por haber sido testigos de los nuestros.
Jessamyn West
¡Cuánto odiamos ser vistas en
nuestro yo más desnudo!
Nos sentimos nobles cuando
perdonamos los errores horribles de los demás, pero nos paralizamos de
culpabilidad y vergüenza cuando nos damos cuenta de que hemos sido descubiertas
en nuestros peores momentos. Es tan tentador intentar encontrar algún error en
los demás para distraer la atención de lo que hayamos hecho mal. Se nos ha
dicho que la mejor defensa es una ofensa. ¡Qué difícil es reconocer nuestros
propios errores! Y, sin embargo, ¡qué liberador!
Tenemos la posibilidad no sólo
de olvidar a las personas que han sido testigos de nuestros errores, sino
también de abrazarlas como un regalo que nos mantiene honestas.
A veces, mis cualidades están tan bien embaladas que
tengo dificultad en reconocerlas como tales. A medida que me desembalo a mí
misma, puedo desenvolver cada don.
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