¡No le llames más!
¿Qué
podemos hacer cuando nos sobrecoge la irresistible y compulsiva necesidad de
llamar a un hombre?
Primero, debemos darnos permiso para
experimentar conscientemente la tensión y nuestros propios sentimientos, y
soportarlos hasta que desaparezcan. Y ten por seguro que desaparecerán; los
sentimientos son algo temporal. En eso consiste precisamente el truco: sentir
nuestras emociones sin dejar que gobiernen nuestros actos. Requiere una gran
dosis de disciplina y trabajo personal, pues lo más fácil sería dejarse llevar
por nuestros sentimientos y actuar en consecuencia. El hecho de ser conscientes
de lo que sentimos sin permitir que esos sentimientos dirijan nuestra vida es
lo que se conoce como “contención
emocional”.
Es lógico, sin embargo, que en ese
proceso de contención nos sintamos algo incómodas, pues suele generar ansiedad
y, por tanto, una gran tensión. Esa incomodidad es la que nos induce a llamarle
e intentar, así, liberarnos de esa sensación de incertidumbre y malestar. En
ese momento, debemos pensar en la angustia y el profundo dolor que nos causaría
el que nos rechazara o el no conseguir la respuesta que esperábamos.
¡No
le llames más!
No
permitas que te siga haciendo daño.
Autor: Rhonda
Findling
Miuki
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