Duodécimo Paso
Duodécimo Paso
Habiendo tenido un despertar espiritual como resultado de estos Pasos, tratamos de llevar este mensaje a otras mujeres y de practicar estos principios en todos nuestros asuntos.
En las relaciones domésticas descubrimos una dimensión no adictiva de la sexualidad. Descubrimos que la sexualidad no tenía valor por sí misma, sino como producto de la comunicación y de la colaboración. Durante el tiempo en el que practicábamos nuestra adicción, nuestras estrategias sexuales, románticas o de dependencia emocional nos habían obligado a renunciar a casi todo lo que considerábamos parte integrante de nuestra identidad. Ahora, sin embargo, en plena posesión de nuestro concepto de la dignidad personal, y viviendo la experiencia del aprendizaje de una relación de intimidad con otro, descubrimos que no necesitamos apoyarnos sólo en la vertiente sexual para adquirir seguridad e identidad. Nuestra creciente capacidad de confiar, comunicarnos y vivir de forma transparente en una relación de pareja nos estaba ayudando a adquirirlas.
Liberados de esta servidumbre, nuestra sexualidad se transformaba en un barómetro-una expresión de lo que ya existía en el seno de la pareja. No podía ser ni más ni menos que esto. El descubrimiento de una nueva libertad y gozo al experimentar la sexualidad, sin embargo, era un potencial que se convertía en realidad de forma muy gradual. Habíamos mantenido tantas ilusiones sobre la relación que existía entre sexo y "amor", que tuvo que transcurrir mucho tiempo de sobriedad antes de que dichas ilusiones cedieran ante la realidad y se ajustaran a ella. Era difícil adquirir nuevas perspectivas en lo que se refiere a la confianza, el sexo y la intimidad. Descubrimos que la verdadera intimidad no puede existir si no hay un compromiso de por medio.
AASA Sevilla.
Andy Prokh
Comentarios
Publicar un comentario