Dominar los Resentimientos


 


Dominar los Resentimientos

Empezamos a percibir que el mundo y la gente que hay en éste en realidad nos dominaban. En ese estado desgraciado, las maldades de otros, imaginarias o reales, tenían el suficiente poder para matarnos – porque los resentimientos podían hacernos volver a beber. ¿Cómo podíamos salvarnos? Nos dimos cuenta de que había que dominar estos resentimientos. ¿Pero cómo? No podíamos hacerlo con sólo desearlo.

Este fue el curso que seguimos: Nos dimos cuenta de que la gente que era injusta con nosotros tal vez estuviera enferma espiritualmente. Le pedimos a Dios que nos ayudara a mostrarles la misma tolerancia, paciencia y compasión que gustosamente tendríamos para con un amigo enfermo.

Ahora evitamos el desquite o la discusión. No trataríamos así a quien estuviese enfermo. Si lo hacemos, destruimos la oportunidad que tenemos de ayudar. No podemos ayudar a toda la gente, pero cuando menos Dios nos mostrará cómo ver con tolerancia y bondad a todos y cada uno de nuestros semejantes.

Alcohólicos Anónimos, págs. 62-63

Como Lo Ve Bill


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