Henry Miller
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Sí, mis queridas madres, sabemos que por mucho que hagáis siempre hay más que hacer. Es verdad que vuestra tarea nunca se acaba. ¿De quién será, me pregunto? ¿Quién descansa el séptimo día, no siendo Dios? ¿Quién contempla su obra, cuando está terminada, y la encuentra buena? Al parecer el único que lo hace es el Creador.
Henry Miller
Todos estos seres humanos se podrían llamar pequeñas madres salvajes. Por regla general, todas tenemos por lo menos una. Con un poco de suerte, a lo largo de toda la vida tendremos varias. Cuando las conocemos, solemos ser adultas o, por lo menos, ya estamos en la última etapa de la adolescencia. No se parecen en nada a la madre demasiado buena. Las pequeñas madres salvajes nos guían y se enorgullecen de nuestras cualidades. Se muestran críticas con los bloqueos y las ideas equivocadas que rodean nuestra vida creativa, sensual, espiritual e intelectual y penetran en ella.
Mujeres que corren con los lobos, Clarissa Pinkola Estes
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