Ya no seas codependiente, Melody Beattie
Anteriormente describí a una persona atrapada en el enredo de la obsesión y la preocupación. He conocido a muchas personas que han tenido que vivir (o han elegido hacerlo) con problemas serios tales como un cónyuge alcohólico que nunca estaba sobrio, un hijo severamente incapacitado, o el infierno de un adolescente que se está autodestruyendo por medio de las drogas y de una conducta criminal. Estas personas aprendieron a vivir con sus problemas y a pesar de ellos. Sufrían por sus pérdidas y luego encontraron una manera de vivir sus vidas no en resignación, en la desesperanza y en el martirio, sino con entusiasmo, paz y con un verdadero sentido de gratitud por lo que tenían de bueno. Se ocupaban de sus responsabilidades reales. Daban de sí mismas, ayudaban a la gente y amaban a la gente. Pero también se daban y se amaban a sí mismas. Se tenían a sí mismas en alta estima. No hacían estas cosas a la perfección, o sin esfuerzo, o instantáneamente. Pero luchaban por hacerlas y aprendieron a hacerlas bien. Tengo una deuda de gratitud con estas personas. Me enseñaron que es posible desapegarse. Me mostraron que el desapego podía funcionar. Me gustaría transmitirles a ustedes esa misma esperanza. Es mi deseo que ustedes encuentres a otras personas a quienes puedan transmitir esa esperanza, pues el desapego es real y crece y se nutre con el reforzamiento.
Ya no seas codependiente, Melody Beattie
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